Patricia Bullrich impulsa medidas de seguridad fronteriza inspiradas en políticas de Trump

Patricia Bullrich impulsa medidas de seguridad fronteriza inspiradas en políticas de Trump

La ministra de Seguridad anunció la construcción de cercos en las fronteras con Bolivia y Brasil, generando tensiones diplomáticas y críticas por su enfoque simbólico.

En un movimiento que evoca las controvertidas políticas migratorias de Donald Trump, la ministra de Seguridad de Argentina, Patricia Bullrich, anunció la construcción de cercos en las fronteras del país, comenzando por un alambrado de 200 metros en el límite con Bolivia. La funcionaria aseguró que este es solo el primer paso de un plan más amplio que incluirá reforzar los controles en otras zonas fronterizas, como la Triple Frontera y los límites con Brasil. Sin embargo, estas medidas ya han generado roces diplomáticos y cuestionamientos sobre su efectividad para resolver problemas complejos como el contrabando, la migración y la seguridad.

Bullrich, quien parece inspirarse en el trumpismo simbólico, aunque a una escala mucho menor, defendió la iniciativa como parte del «Plan Güemes», un proyecto presentado a fines del año pasado que busca fortalecer la vigilancia en las fronteras argentinas. El primer cerco se levantará en el paso fronterizo entre Aguas Blancas, en la provincia de Salta, y Bermejo, en Bolivia. La estructura tendrá 2,5 metros de altura, estará coronada con alambre de púas y contará con tres puertas de acceso para el uso exclusivo de las fuerzas de seguridad.

Pero la ministra no se detendrá allí. En una conferencia, Bullrich adelantó que el próximo objetivo será la frontera con Brasil, específicamente en Misiones, donde describió la situación como «crítica» debido a la facilidad con la que se cruza la frontera y a la presencia de delitos como el sicariato. «Vamos a ir en orden. Ahora estamos en Aguas Blancas, luego iremos a la Triple Frontera y después a Brasil», afirmó, aunque aclaró que no en todos los casos se construirán cercos, ya que se evaluarán soluciones específicas para cada zona.

Críticas y tensiones diplomáticas

Las declaraciones de Bullrich no tardaron en generar reacciones en Bolivia. El ministro de Justicia de ese país, César Siles, expresó su preocupación por lo que consideró una violación de los principios del derecho internacional y las relaciones de buena vecindad. «Lamentablemente, nos enteramos por los medios de comunicación. No hemos recibido ninguna comunicación oficial», señaló Siles, quien criticó la falta de diálogo previo entre ambos gobiernos.

Por su parte, la ministra de la Presidencia boliviana, María Nela Prada, calificó la medida como «divisoria» y contraria a la idea de una ciudadanía mundial sin fronteras. «Las fronteras han generado divisiones entre hermanos de un mismo territorio. Somos lo mismo en muchas fronteras, y es lamentable que se apliquen políticas que ahonden estas divisiones», afirmó Prada.

Tecnología y economía en la estrategia fronteriza

Además de los cercos, Bullrich anunció la utilización de drones para reforzar la vigilancia en zonas como Formosa. La ministra reveló que estos dispositivos fueron adquiridos durante su gestión anterior, bajo la presidencia de Mauricio Macri, pero quedaron inutilizados durante el gobierno de Alberto Fernández. «Los estamos reparando para tener un control total de la franja fronteriza», aseguró, destacando que la tecnología será clave para monitorear áreas como Bernardo de Irigoyen y Salvador Mazza.

En un giro inesperado, Bullrich también vinculó la política de seguridad fronteriza con la economía. Argumentó que las fluctuaciones cambiarias entre Argentina y sus vecinos, como la reciente devaluación en Brasil, fomentan el contrabando de productos. «Los contrabandistas buscan pasar mercancías sin pagar impuestos según el tipo de cambio», explicó, sugiriendo que las medidas de seguridad se adaptarán a estas dinámicas económicas.

Apoyo presidencial y cuestionamientos internos

El presidente Javier Milei respaldó públicamente las iniciativas de Bullrich a través de las redes sociales. «Excelente el Gobernador Gustavo Sáenz y las ministras Patricia Bullrich y Sandra Pettovello trabajando en resolver problemas concretos de los salteños, tanto en materia de seguridad como de asistencia», escribió el mandatario en su cuenta de Twitter, en un mensaje que también incluyó un guiño al gobernador peronista de Salta.

Sin embargo, no todos están convencidos de la efectividad de estas medidas. Críticos señalan que los cercos y alambrados son soluciones superficiales que no abordan las causas profundas de los problemas fronterizos, como la pobreza, la falta de oportunidades y la debilidad institucional. Además, recuerdan que Argentina depende en gran medida de sus vecinos, como Bolivia y Brasil, en áreas clave como la energía y el comercio, lo que podría complicar las relaciones bilaterales si las tensiones persisten.

Mientras tanto, Bullrich insiste en que su enfoque es el correcto. «Este año vamos a tener toda la frontera vigilada como queremos», aseguró, al tiempo que lamentó que el sistema de seguridad implementado durante su gestión anterior no haya sido mantenido. «Ojalá no nos hubieran destruido el sistema de fronteras que habíamos comprado en 2018», concluyó, en un claro intento de justificar su actual estrategia.

Lo cierto es que, más allá de los cercos y los drones, las fronteras argentinas siguen siendo un desafío complejo que requerirá soluciones integrales y cooperación regional. Por ahora, las medidas de Bullrich parecen apuntar más a la simbología que a la sustancia, en un intento por emular un trumpismo adaptado al contexto local.

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