Según un informe de la consultora LCG, los precios de alimentos y bebidas registraron un alza del 0,1% en la quinta semana de enero, con un aumento mensual promedio del 2%. Los rubros más afectados fueron el azúcar, las frutas, los panificados y la carne, mientras que las bebidas mostraron una notable caída. Además, el uso de tarjetas de crédito para compras de supermercados se disparó, reflejando la presión económica en los hogares.
La consultora LCG reveló que, durante la quinta semana de enero, los precios de alimentos y bebidas experimentaron un incremento del 0,1%, consolidando una suba mensual promedio del 2%. Este dato refleja una inflación acumulada del 2,4% en las primeras cinco semanas del año, con variaciones significativas entre los distintos rubros. Los productos que más aumentaron fueron el azúcar, las frutas, los panificados y la carne, mientras que las bebidas registraron una caída que compensó parcialmente el alza general.
De acuerdo con el informe, los precios de los alimentos presentaron una baja dispersión, manteniéndose en línea con las tendencias observadas desde septiembre. El 75% de los productos analizados mantuvo sus valores sin cambios respecto a la semana anterior. Sin embargo, algunos rubros mostraron incrementos considerables: el azúcar, la miel y los dulces lideraron las subas con un 3,7%, seguidos por las frutas (1,5%), los productos de panificación (1,2%) y las carnes (1%). En contraste, las bebidas e infusiones registraron una caída del 4,5%.
LCG destacó que, en las últimas cuatro semanas, los mayores aumentos se observaron en aceites (5,5%), panificados (5,1%), productos lácteos y huevos (3,1%), frutas (1,5%) y carnes (1,3%). Estos datos confirman que, si bien la inflación en alimentos y bebidas se mantuvo estable en torno al 2% mensual, ciertos productos continúan presionando el bolsillo de los consumidores.
El impacto del «tarjeteo» en las compras de alimentos
En paralelo, los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) mostraron un fuerte incremento en el uso de tarjetas de crédito para la adquisición de productos básicos en supermercados y mayoristas. Este fenómeno, conocido como «tarjeteo», se ha intensificado debido a la falta de ingresos en los sectores populares, que recurren al crédito para cubrir necesidades esenciales.
Según el Indec, las ventas totales en supermercados cayeron un 7,6% en noviembre de 2024 en comparación con el mismo mes del año anterior, acumulando una baja del 11,9% en el año. No obstante, se registró un leve repunte del 1,8% respecto a octubre. Las transacciones en efectivo alcanzaron los 297.892 millones de pesos, representando el 16,3% del total y mostrando un aumento del 86,1% interanual. Por su parte, las ventas con tarjeta de débito sumaron 457.081 millones de pesos, equivalentes al 25,1% del total, con un crecimiento del 79,8% respecto a noviembre de 2023.
El segmento que más creció fue el de las tarjetas de crédito, cuyas ventas ascendieron a 867.377 millones de pesos, representando el 47,5% del total y registrando un incremento del 187,9% interanual. Este aumento contrasta con la caída en el uso de tarjetas de débito, que pasaron del 33,2% al 25,1% de las ventas totales. Este fenómeno refleja la creciente dependencia del crédito para financiar las compras de alimentos, en un contexto de inflación persistente y pérdida de poder adquisitivo.
Conclusión
Los datos de LCG y el Indec pintan un escenario complejo para los consumidores: mientras los precios de los alimentos continúan subiendo, aunque con moderación, el uso de tarjetas de crédito para compras básicas se ha disparado, evidenciando las dificultades económicas que enfrentan muchas familias. La inflación en alimentos, aunque estabilizada, sigue siendo un desafío, especialmente en rubros clave como carnes y azúcar, que mantienen una tendencia alcista.
