Con un contundente respaldo que superó los dos tercios, la oposición rechazó los vetos presidenciales a las leyes de Emergencia en Pediatría y Financiamiento Universitario. La rebelión de los gobernadores y la movilización social quebraron la estrategia del oficialismo, dejando al descubierto su creciente aislamiento político.
En una jornada de intenso debate y revés político para el Poder Ejecutivo, la Cámara de Diputados de la Nación impuso un freno a la política de recortes en áreas sociales sensibles. Con una mayoría aplastante, el arco opositor logró rechazar los vetos del presidente Javier Milei a las leyes de Emergencia en Pediatría y de Financiamiento Universitario, dos normativas que habían generado un amplio repudio en las calles y fracturado el apoyo legislativo al gobierno.
El respaldo fue categórico e inapelable. La iniciativa que protege al Hospital Garrahan y al sistema de salud infantil obtuvo 181 votos afirmativos, contra apenas 60 negativos y una abstención. Paralelamente, la norma que garantiza partidas para las universidades nacionales y la recomposición salarial de docentes y no docentes se ratificó con 174 apoyos, frente a 67 rechazos y dos abstenciones. Este resultado obliga a que ambos proyectos pasen ahora al Senado, donde se prevé su tratamiento para el próximo 2 de octubre.
La derrota del oficialismo fue el resultado de una jornada de tensiones y de una frágil coalición de aliados que se desmoronó. Los manotazos de último minuto del flamante ministro del Interior, Lisandro Catalán, incluyendo el reparto de fondos discrecionales (ATN), resultaron insuficientes. Los bloques de Innovación Federal y el nuevo espacio “Provincias Unidas” dieron la espalda al gobierno y se sumaron al bloque opositor, evidenciando una profunda grieta en el frente que pretendía sostener la agenda libertaria.
La sesión, que amaneció con el Congreso vallado en previsión de manifestaciones, comenzó con el quórum asegurado por la oposición. El oficialismo, por el contrario, se mostró fracturado desde el inicio, con la notable ausencia de diputados clave de provincias gobernadas por aliados, quienes, no obstante, terminaron soltándole la mano al Ejecutivo al momento de la votación.
El desarrollo de la jornada dejó al descubierto las internas abiertas dentro de los espacios afines al gobierno. La votación se transformó en una nueva paliza parlamentaria para La Libertad Avanza y sus aliados del PRO, que mayoritariamente votaron en contra. Sin embargo, se registraron fugas significativas, como las de figuras como María Eugenia Vidal y Silvia Lospennato, cuyo voto contrario desató un cruce público con Alejandro Finocchiaro que estalló en las redes sociales, obligando la intervención de Cristian Ritondo para calmar los ánimos.
La rebelión de los gobernadores fue el factor decisivo. Desde Salta, Gustavo Sáenz publicó un video llamando a “defender el futuro de los jóvenes” y “la vida de miles de niños”, una postura que sus diputados replicaron en el hemiciclo. A pesar de la visita de Catalán a la provincia, el intento de recuperar su apoyo fue en vano. De manera similar, los legisladores de Misiones y Río Negro, tras un día de incertidumbre, confirmaron su apoyo al rechazo de los vetos.
Más allá de estos dos temas centrales, la oposición, envalentonada, avanzó sobre otros frentes. Se aprobó por unanimidad la creación de una Comisión Investigadora para indagar el escándalo del fentanilo adulterado que causó un centenar de muertes. Asimismo, se emplazó a comisiones los pedidos de interpelación a Karina Milei y a otros funcionarios por el presunto caso de coimas en la ANDIS.
Uno de los golpes más estratégicos fue el avance de un proyecto que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU), una de las herramientas preferidas del Presidente. Aunque no se trató sobre tablas, la iniciativa fue enviada a comisiones con la meta de dictaminar en una semana, acercándose así la posibilidad de asestar otro duro revés al oficialismo con una mayoría simple.
La sesión concluyó de manera abrupta cuando el oficialismo, tras sufrir una seguidilla de derrotas, intentó una maniobra para hacer caer el quórum durante el tratamiento de los temas restantes. Ante la evidente estrategia de obstrucción, los diputados oficialistas abandonaron el recinto, forzando al presidente de la Cámara, Martín Menem, a dar por concluida la jornada. El cierre caótico coronó un día que dejó al gobierno en su momento de mayor debilidad política, jaqueado tanto dentro como fuera del Congreso.