El Presidente en su laberinto: un show rockero para relanzar una campaña en medio de la tormenta

El Presidente en su laberinto: un show rockero para relanzar una campaña en medio de la tormenta

Milei buscó oxígeno en el escenario del Movistar Arena, rodeado de fanáticos y lejos de las crisis que sacuden a su gobierno. Mientras cantaba «Demoliendo Hoteles», su ministro de Economía gestionaba fondos en Washington y su alianza sufría una baja de candidatos por vínculos con el narcotráfico.

Bajo los reflectores y entre los acordes distorsionados de un rock estridente, el Presidente Javier Milei pareció encontrar refugio. Con la garganta rasgada por el esfuerzo y desplegando una sonrisa desmesurada, irrumpió en el escenario del Movistar Arena con su ya consabido saludo: “¡Yo soy el león!”. La puesta en escena, un calco de la fórmula que lo llevó al poder en 2023, funcionó como el telón de fondo para el relanzamiento de su campaña, amparado en la presentación de su libro «La construcción del milagro». Frente a una militancia eufórica, el mandatario repitió consignas, prometió un porvenir radiante y, por enésima vez, anunció el ocaso de la inflación.

Sin embargo, la realidad que se cuela fuera del estadio es tozuda. Horas antes del espectáculo, el Jefe de Estado se vio forzado, contra su voluntad, a dar de baja la candidatura a diputado de José Luis Espert, debido a sus conexiones con el narcotráfico. Un revés político que no pareció opacar su ánimo adolescente. En primera fila, su hermana Karina, señalada por el exabogado de Milei y exfuncionario de su gobierno por supuestos cobros de coimas en la ANDIS, lo observaba embelesada. Nada del contexto inmediato lograba filtrarse en el registro del Presidente, quien, en un estado de excitación desbordante, se entregó por completo a su personaje de rockstar.

Mientras el mandatario saltaba y gesticulaba ante su “banda presidencial”, iniciando el repertorio con “Demoliendo Hoteles”, su ministro de Economía, Luis Caputo, y su equipo se encontraban en Washington gestionando ante el gobierno de Donald Trump un nuevo desembolso de fondos. El objetivo: inyectar dólares para contener la moneda y profundizar el endeudamiento del país. El público, que estalló en vítores al ver la imagen de Trump junto a Milei en las pantallas, coreaba: “Milei, querido, el pueblo está contigo”. Desde el escenario, el Presidente lanzó un mensaje a la oposición: “¿Escuchás, kirchnerista? Pudiste ganar un round, pero no la batalla y mucho menos la guerra”.

En un posterior diálogo con su vocero, Manuel Adorni, Milei trazó un símil sobre la travesía de su gobierno: “Vamos por el sendero correcto, pero estamos a mitad camino. No aflojen que hay que terminar de pasar el río”. Más tarde, durante la segunda parte del acto, argumentó que “las elecciones se ganan metiendo los pies en el barro”, pero advirtió que es “vital dar la batalla cultural” para convencer a los argentinos de que “la salida es por la Libertad”. Con tono apocalíptico, sentenció: “La Libertad Avanza o la Argentina retrocede y se hunde en el infierno populista de pobreza”. Anunció “más reformas estructurales a partir del once de diciembre”, se jactó de haber “aniquilado la hiperinflación” y aseguró que su gestión logró “subir el PBI 6 por ciento”, defendiendo los “ajustes que le sirven a la gente”.

Dirigiéndose a su ministro, envió saludos a Caputo “que nos está viendo de Washington”, y se aventuró a pedir votos para una eventual reelección: “Si tuviéramos la suerte de que nos acompañen hasta 2031, le estaríamos devolviendo 500 mil millones de dólares a los argentinos que dejarían de pagar de impuestos”. Afirmó que esta cifra supera “la deuda que tenemos hoy” y prometió que “no van a calmar la vocación reformista de este gobierno”.

La preparación del show fue meticulosa. Desde temprano, el Presidente compartió en sus redes sociales un vivo de Instagram, mostrando con entusiasmo infantil a cada uno de los músicos y técnicos en el estadio vacío. “¡Acá está el sonidista!”, gritó al enfocar al productor artístico. Entre los integrantes de la banda se encontraban Joaquín Benegas Lynch –candidato a senador por La Libertad Avanza en Entre Ríos–, su hermano Bertie, quien asumirá la comisión de Presupuesto en reemplazo de Espert, y Marcelo Duclós, biógrafo del mandatario. La conducción en off estaba a cargo de Lilia Lemoine, quien entonó una versión modificada de “Tu Vicio” de Charly García, con la letra: “Yo soy un liberal/ soy de todos el más liberal/ No me podés pisar/ porque soy capitalista, capitalista”.

Pero la “fiesta” dentro del Movistar Arena contrastaba con la farsa que se desarrollaba tras bambalinas. La Argentina atraviesa una profunda crisis económica y social, y las últimas horas habían sido críticas para el oficialismo. La resistencia inicial de Milei a remover a Espert de la boleta, a pesar de sus cada vez más evidentes vínculos con Fred Machado, cedió ante la presión interna de sus ministros y, crucialmente, de sus aliados del PRO. La lista en la provincia de Buenos Aires será encabezada ahora por Diego Santilli, quien, junto a Cristian Ritondo y Eduardo Lule Menem, ocupaba un lugar privilegiado en el auditorio.

Horas antes del evento, la militancia oficialista se congregó en el Parque Los Andes. Las distintas tribus se distinguían por el color de sus remeras: bordó para Las Fuerzas del Cielo, con estandartes que proclamaban “el comunismo es una enfermedad del alma”, y violeta para los Karinistas. “Tenemos que empezar a salir de las redes y militar el territorio real”, comentaban entre ellos mientras buscaban fotos con referentes como el legislador Agustín Romo y el secretario de Culto, Nahuel Sotelo. También estuvo presente Agustín Laje, quien desde el escenario pregonó que “esta batalla se libra en los corazones y en el alma misma de la nación”, y Jonathan Morel, líder de Revolución Federal, acusado de vinculaciones con el intento de magnicidio contra Cristina Fernández de Kirchner.

Ninguno de los asistentes al acto manifestaba alegría por tener que apoyar la candidatura de Santilli, un hombre del PRO, pero aseguraban hacerlo “por Milei”. Un desmedido operativo de seguridad, que incluyó a Gendarmería Nacional, se desplegó en los alrededores para contener las protestas de agrupaciones de izquierda, que portaban carteles con leyendas como “Karina coimera” o “Devuelvan la plata de los jubilados y discapacitados”. Por las calles de Villa Crespo, otros afiches intentaban resumir el malestar popular: “Milei: El único milagro con vos es llegar a fin de mes”.

Pasadas las 20:30, con el estadio repleto, las luces se apagaron y un video con edificios explotando antecedió la entrada hiperquinética del Presidente. El repertorio, una mezcla de rock nacional y cumbia, estuvo salpicado de mensajes políticos. En “Demoliendo Hoteles”, Milei alteró la letra original para incluir “de La Libertad Avanza”. Entre canción y canción, bromeó sobre sus diputados: “Si le pegara a la casta como le pega a los parches, en 10 años somos potencia”. La militancia respondía con cánticos contra la oposición.

Varias canciones fueron dedicadas a la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, a quien aludió con frases como “que lo mira por TV desde su prisión”. En “Dame Fuego”, de Sandro, modificó el estribillo por “Tira piedra, kuka, tira piedra”. Un video paródico, con escenas de La Guerra de las Galaxias, mostraba a CFK y Axel Kicillof intentando destruir a Milei sin éxito. El acto incluyó un homenaje a las “víctimas del siete de octubre” y una defensa de Israel, calificado como “el bastión de Occidente”. Mientras cantaba, las pantallas proyectaban imágenes de Charlie Kirk y Alberto Nisman. El cierre, con “Libre” de Nino Bravo, selló una noche donde la parafernalia rockera buscó opacar las grietas que se profundizan en el seno de un gobierno acosado por las urgencias y los escándalos.

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