Tras meses de un conflicto devastador y una crisis humanitaria crítica, el expresidente estadounidense asegura que Israel y Hamas han pactado un alto al fuego, la liberación de rehenes y un repliegue militar, en medio de esperanzas y advertencias de cautela.
En un giro sorpresivo que podría marcar un punto de inflexión en el prolongado y sangriento conflicto, el expresidente de los Estados Unidos, Donald Trump, proclamó este miércoles que su aliado Israel y el movimiento palestino Hamas han concretado un entendimiento sobre la fase inicial de una hoja de ruta para la castigada Franja de Gaza. Este anuncio surge en un contexto internacional de profunda preocupación por la catástrofe humanitaria y las acusaciones de genocidio que pesan sobre la población palestina.
A través de un conciso mensaje en su plataforma Truth Social, el mandatario republicano declaró que «todos los rehenes israelíes obtendrán su libertad en breve» y que, paralelamente, las tropas israelíes se replegarán hacia posiciones preestablecidas. Trump enmarcó estas acciones como «los movimientos iniciales para una paz sólida, perdurable y sostenible en el tiempo».
La respuesta desde la dirigencia de Hamas no se hizo esperar. Por medio de un comunicado difundido en Telegram, el grupo islamista ratificó su adhesión a la propuesta de Trump, caracterizándola como la concreción de un pacto que estipula «el cese de la guerra en Gaza, la retirada de las fuerzas de ocupación, el ingreso de asistencia humanitaria y un canje de prisioneros». La noticia desencadenó manifestaciones espontáneas de júbilo en distintas áreas del territorio gazatí, donde una población exhausta vislumbra un rayo de esperanza.
Al otro lado de la frontera, el gobierno israelí se refirió al suceso como «un gran día para Israel», comprometiéndose a convocar a su gabinete este jueves con el objetivo de refrendar el acuerdo y proceder al regreso de todos los ciudadanos capturados. El primer ministro Benjamín Netanyahu, dirigiéndose a Trump, expresó su gratitud «por su compromiso con esta misión sagrada de liberar a nuestro pueblo secuestrado».
Las negociaciones, que se habían reanudado el lunes en Egipto con la participación de mediadores internacionales, avanzaron bajo un manto de estricta reserva. No obstante, fuentes cercanas al diálogo habían revelado que la principal exigencia de Hamas consistía en una retirada completa e incondicional de las fuerzas israelíes como condición indispensable para la liberación de los cautivos.
Un camino fraguado entre la esperanza y el escepticismo
Pese al tono triunfalista de los anuncios, persisten significativas zonas de incertidumbre. Trump omitió especificar los límites exactos del repliegue militar israelí, un detalle crucial que había sido objeto de intenso debate en versiones preliminares de su plan. Asimismo, en su mensaje, el exmandatario hizo un llamado a que «todas las partes serán tratadas de manera justa» y extendió su agradecimiento a las naciones mediadoras: Qatar, Egipto y Turquía.
Sin embargo, desde Gaza continúan llegando reportes que contradicen el clima de distensión. El gobierno local y diversas organizaciones de ayuda humanitaria insisten en que los bombardeos y operativos militares israelíes no han cesado, ni siquiera durante el desarrollo de las conversaciones en El Cairo. Esta contradicción subraya la fragilidad del proceso y la desconfianza enquistada entre las partes.
Mientras el mundo observa con expectativa, la implementación concreta de lo pactado será la verdadera prueba de fuego. La comunidad internacional, testigo de la devastación y el sufrimiento en Gaza, aguarda que este anuncio se traduzca en acciones tangibles que pongan fin a uno de los capítulos más dolorosos del conflicto y abran una puerta hacia una estabilidad largamente anhelada.
