El ministro de Economía aseguró que se mantendrá el esquema de bandas cambiarias más allá de los comicios. En una extensa entrevista, desmintió un acuerdo de convertibilidad y confirmó la continuidad del swap con China, contradiciendo declaraciones del Tesoro norteamericano.
En el marco de la anticipada reunión que sostendrá el presidente Javier Milei con su par estadounidense, Donald Trump, el ministro de Economía, Luis Caputo, ofreció una serie de precisiones clave sobre la dirección de la política económica. Durante una extensa conversación con el periodista Luis Majul, el funcionario realizó declaraciones contundentes dirigidas a calmar los mercados y despejar especulaciones.
Uno de los anuncios centrales fue la ratificación de la política cambiaria. Caputo afirmó de manera taxativa que “no va a haber una devaluación” una que pasadas las elecciones, despejando dudas sobre un posible salto en la cotización del dólar. En la misma línea, reafirmó la vigencia del “esquema de bandas”, dentro del cual la moneda estadounidense continuará flotando. “Después del 26 de octubre tampoco se va a salir de ese esquema”, aseveró con firmeza.
En un movimiento que busca cerrar debates al interior del espacio oficial, el Ministro se refirió a dos mecanismos cambiarios que habían sonado con fuerza. Por un lado, declaró que “la dolarización está descartada”, argumentando que el país no cuenta con “los dólares suficientes para una dolarización exitosa”. Por otro lado, también descartó de plano la implementación de un sistema de convertibilidad con un tipo de cambio fijo entre el peso y la divisa norteamericana.
Respecto al reciente acuerdo con el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, Caputo aportó un dato de relevancia: confirmó que Washington “está dispuesto a seguir comprando pesos” en los distintos mercados cambiarios y en el de futuros, así como en títulos de deuda. Sin embargo, generó un contrapunto al referirse al swap chino. Frente a la consulta sobre si el nuevo entendimiento por 20.000 millones de dólares implica la anulación del canje con China, que ronda los 18.000 millones, su respuesta fue un rotundo “no”. Esta postura parece contradecir las declaraciones del propio Bessent, quien había manifestado que el acuerdo tenía como objetivo “sacar a China de la Argentina”.
En otro segmento de la entrevista, el titular del Palacio de Hacienda realizó una significativa admisión sobre la estrategia económica. Reconoció que el Gobierno, con la anuencia del Presidente Milei, decidió conscientemente “resignar crecimiento económico” al elevar de manera abrupta la tasa de interés de los títulos públicos. Esta medida, explicó, se consideró prioritaria para “frenar un eventual cimbronazo financiero”, aun a costa de un menor dinamismo en la actividad.
Al ser interrogado sobre medidas para reactivar la producción y el consumo, Caputo delineó con claridad los límites de la intervención estatal. Sostuvo que el rol del Gobierno se circunscribe a “arreglar la macroeconomía”, dejando en manos del sector privado la tarea de identificar y capitalizar las “oportunidades micro” para mejorar la rentabilidad empresarial y los ingresos de las familias.
Finalmente, en un plano de autocrítica política, el ministro admitió que debió haberse “involucrado más” en la construcción de una relación sólida con los gobernadores. Aceptó que el Ejecutivo nacional tiene el desafío de edificar “más gobernabilidad” para consolidar su proyecto en el territorio.