Lanús Aprovecha un Regalo y Hunde Más a un Independiente sin Premio

Lanús Aprovecha un Regalo y Hunde Más a un Independiente sin Premio

En un partido de contrastes, el «Granate» se impuso 2-0 con un gol absurdo y otro sobre la hora. La «Roja» dominó, creó las mejores ocasiones y chocó con un arquero insuperable, pero su falta de puntería y un error defensivo grotesco le costaron caro, sumando una nueva frustración que aviva la ira de su gente.

Lanús se alzó con una victoria por 2-0 que, en el balance general del partido, se siente como un premio excesivo. El equipo local comenzó con una intensidad arrolladora, proyectando la imagen de un equipo decidido a barrer a su rival, pero la falta de contundencia en el momento decisivo y la monumental figura del guardameta visitante, Lucas Losada, convirtieron su dominio en un espejismo doloroso.

El encuentro parecía transitar por el guion que todos anticipaban. Independiente, bien parado en defensa y ordenado en el centro del campo, manejaba los hilos del partido. Sus laterales se proyectaban con peligro, mientras que en ataque, la habilidad de Abaldo y la actividad de Pussetto generaban una seguidilla de oportunidades claras. Sin embargo, una sucesión de remates desviados, intervenciones milagrosas de Losada y una puntería inexplicablemente fallida mantuvieron el cero en el marcador.

Contra todo pronóstico y en una de las pocas incursiones ofensivas de Lanús durante la primera etapa, llegó el gol que abrió el partido. Marcelino Moreno se desprendió con libertad por la zona central y cruzó un pase largo al sector izquierdo para José Sand. La pelota, que parecía un botín fácil para el arquero Rodrigo Rey, se transformó en una pesadilla. La intromisión innecesaria de Iván Vera desvió el esférico, que rozó la mano del guardameta y dejó a Sand completamente solo para, con un suave toque de zurda, consumar un blooper que silenció al estadio a los 25 minutos.

El gol fue un balde de agua fría para el espíritu local. Desde ese instante, el equipo comenzó a perder fuelle y permitió que Lanús, inesperadamente en ventaja, creciera en confianza. En el complemento, Independiente retomó el control del balón y del terreno de juego, empujando al «Granate» contra su propia área. La presión fue constante, aunque careció en ocasiones de la lucidez necesaria para desarbolar una defensa bien plantada. Un remate de Godoy estrellado en el travesaño y un claro de Cardozo que rozó su propio arco fueron los preludios de otra exhibición del portero Losada, quien siguió respondiendo a cada exigencia.

La esperanza se desvaneció por completo cuando Kevin Montiel vio la segunda tarjeta amarilla, dejando a su equipo con uno menos en el momento de mayor presión. Aprovechando los espacios, Lanús aplicó el tiro de gracia en los instantes finales, con un cabezazo de Leandro Díaz que selló el resultado.

Para entonces, la decepción había cocinado a fuego lento el ánimo de una hinchada que, tras entusiasmarse con el arranque promisorio, descargó su furia contra la Comisión Directiva y el plantel, coreando en todos los rincones del estadio el clásico reclamo de «que se vayan todos».

Independiente sigue así su travesía sin conocer la victoria, navegando en las profundidades de la tabla de posiciones. Lanús, con la mente puesta en la Copa Sudamericana, se lleva el enorme regalo de tres puntos inesperados. Cosas del fútbol, donde no siempre gana el que más merece.

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