En una jornada cargada de dramatismo y decisiones audaces, el tercer arquero marroquí, Abdelhakim El Mesbahi, ingresó en los instantes finales del partido para convertirse en el artífice del pase a la final tras una agónica definición por penales.
La selección de Marruecos alcanzó por primera vez en su historia la final de la Copa del Mundo Sub 20, tras superar a Francia en una tensa y emotiva semifinal que se resolvió en los lanzamientos desde el punto penal. El desenlace, cargado de suspense, tuvo como protagonista absoluto al tercer guardameta del equipo africano, Abdelhakim El Mesbahi, cuyo ingreso estratégico en los últimos compases del partido resultó decisivo para inclinar la balanza a favor de su combinado.
El encuentro, disputado en el Estadio Elías Figueroa Brander de Valparaíso, fue un verdadero desafío táctico y emocional. El director técnico marroquí, Mohamed Ouahbi, se vio forzado a emplear a los tres arqueros de su nómina. La partida comenzó con Yanis Benchaouch bajo los tres palos, pero una lesión lo obligó a abandonar el terreno de juego durante el segundo periodo. Su reemplazo, Ibrahim Gomis, se mantuvo en la meta hasta el minuto 125, momento en el que, ante la inminencia de la tanda de penaltis, Ouahbi realizó una jugada maestra: la incorporación de El Mesbahi, reputado como un especialista en estas lides.
Antes de ingresar al campo, el joven guardameta captó la atención de todos al exhortar a sus compañeros desde la banda, pidiéndoles a gritos que lanzaran el balón fuera del terreno para facilitar su entrada en los instantes finales de la prórroga. Esta petición, que en otro contexto podría haber parecido insólita, demostró la fe depositada en su habilidad para definir el duelo.
El partido en los 120 minutos reglamentarios y suplementarios había concluido con un empate a un gol. La apertura del marcador fue obra de Marruecos luego de una intervención del Football Video Support, un sistema experimental utilizado en el certamen. A petición del cuerpo técnico marroquí, el árbitro uruguayo Tejeda revisó una acción en el área y sancionó una falta por sujeción de camiseta. Yassir Zabiri se encargó de transformar la pena máxima con un remate que, tras impactar en el poste y luego en el guardameta rival, encontró el camino de la red.
La respuesta francesa no se hizo esperar. Con la incorporación de refuerzos ofensivos, el equipo europeo incrementó su presión y logró el tanto del empate gracias a una jugada colectiva que culminó con un remate preciso de Michal.
Sin embargo, el momento culminante llegó con la serie de penaltis. Allí, la apuesta de Ouahbi por El Mesbahi cobró todo su sentido. El guardameta, con apenas veinte años y miembro del equipo juvenil del FAR Rabat, no solo contuvo el lanzamiento decisivo de Djylian N’Guessan, sino que también provocó el error de Gady Beyuku, cuyo disparo se estrelló contra el poste. Estas intervenciones sellaron un 5-4 en la tanda y desataron la euforia del conjunto africano.
Con esta victoria, Marruecos no solo aseguró su lugar en la final del domingo en Santiago, donde se medirá al vencedor del duelo entre Argentina y Colombia, sino que también superó su mejor actuación histórica en la categoría, que databa de hace veinte años con un cuarto puesto. Abdelhakim El Mesbahi, un nombre hasta entonces discreto en las alineaciones, se transformó en el símbolo de una hazaña que quedará grabada en la memoria del fútbol marroquí.