La CGT Consolida una Dirección Colegiada de Bajo Perfil para Enfrentar al Gobierno

La CGT Consolida una Dirección Colegiada de Bajo Perfil para Enfrentar al Gobierno

En un Congreso que se anuncia histórico, la central obrera sellará una fórmula de conducción tripartita carente de rostros prominentes, con el objetivo explícito de presentar un frente unificado y despersonalizado ante la amenaza de una reforma laboral.

La mesa reducida de la Confederación General del Trabajo ultimó los detalles durante la noche del martes para la conformación de un nuevo triunvirato. Esta estructura de liderazgo, deliberadamente desprovista de figuras de peso individual, busca erigirse como un dique de contención ante el avance del Ejecutivo nacional, que impulsa una modificación regresiva de la legislación del trabajo. El esquema definitivo, que será oficializado en el Congreso ordinario de este miércoles, preveía la ratificación de Jorge Sola, del sector asegurador y protegido de Héctor Daer; Cristian Jerónimo, de los vidrieros y delegado de Gerardo Martínez; y la permanencia de Octavio Argüello, representante de Camioneros, en nombre de Hugo Moyano.

Este consenso inicial es el resultado de intensas tratativas reservadas que tuvieron lugar durante el lunes y el martes en la sede de la Unión Obrera de la Construcción. La primera de estas reuniones congregó a actores de peso como Armando Cavalieri, quien había manifestado sus reticencias hacia la figura de Jerónimo, y el propio Hugo Moyano, antiguos adversarios que parecen haber encontrado un punto de concordia. La segunda jornada contó con la participación de Daer, José Luis Lingeri, Sola y el propio Jerónimo. La ausencia más resonante en ambos encuentros fue la de Luis Barrionuevo, quien amenaza con una fractura moderada al frente del puñado de gremios que respaldan su liderazgo, luego de que no se honrara la continuidad de un representante de su sector en la cúpula.

El diseño del nuevo triunvirato parece haber descartado, por el momento, la opción de incluir a una mujer en una de las secretarías generales, una posibilidad que había sonado con fuerza en las últimas semanas. En cambio, se perfila con garantías la incorporación al Consejo Directivo de dirigentes alineados con el espacio de Cristina Fernández de Kirchner.

El punto de mayor fricción durante las negociaciones fue, sin duda, la nominación de Cristian Jerónimo. Su pasado como operador clave de los Moyano en la promoción de oposiciones internas en sindicatos como la UTA generó un veto inicial desde varios espacios. Sin embargo, el triunfo electoral de Javier Milei el pasado 26 de octubre fortaleció de manera decisiva la posición de su principal valedor, Gerardo Martínez, reconocido como el dirigente con mayor diálogo con la actual gestión libertaria.

De confirmarse estos tres nombres, la CGT dará a luz una jefatura de perfil notablemente bajo, la más discreta de las últimas décadas. La estructura inminente luce, a priori, con menos empuje incluso que la de 2016. Sola se precia de ser un sindicalista moderno, alejado de la acción directa; Jerónimo ha recalibrado su imagen bajo la tutela de Martínez, reposicionándose como un actor dialoguista; y Argüello ha ascendido en Camioneros más como un mediador que como un agitador.

Esta casi segura confirmación del triunvirato también clausura el plan alternativo que algunos dirigentes, incluido Cavalieri, habían esbozado: extender el mandato de Daer en solitario para que liderara la fase inicial de un eventual plan de lucha contra la reforma laboral. No obstante, se recuerda que bajo la estrategia del titular de Sanidad, la CGT logró, a través de tres paros nacionales y recursos judiciales, congelar importantes aspectos laborales del DNU 70/23 y otro decreto que buscaba limitar el derecho de huelga.

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