Susana Trimarco reveló que recibió una llamada anónima que ubica a su hija con vida en Paraguay. Aunque pide cautela, ya inició las gestiones judiciales para verificar la información en un caso que cumple más de dos décadas de impunidad.
Una chispa de esperanza, tan inesperada como conmovedora, irrumpió en la incansable lucha de Susana Trimarco. A más de veinte años de la desaparición de su hija, Marita Verón, la presidenta de la Fundación María de los Ángeles compartió una revelación que estremece los cimientos de este prolongado caso. Según su testimonio, en las últimas horas recibió una comunicación que aseguraba que su hija se encontraría con vida en las inmediaciones de Asunción, Paraguay.
La mujer relató que el llamado, recibido en la madrugada, contenía detalles precisos sobre una persona en situación de calle, cuya descripción coincidiría con la de Marita. “No me quiero ilusionar, pero no puedo mirar para otro lado”, manifestó Trimarco con una mezcla de prudencia y determinación que caracteriza su búsqueda. La información, aunque carece aún de confirmación, fue considerada lo suficientemente sólida como para activar inmediatamente los mecanismos legales. Su equipo de abogados se apresta a elevar el dato a la Justicia Federal, con la expectativa de iniciar una investigación binacional que permita corroborar el indicio.
Este nuevo capítulo se desarrolla en un contexto complejo para la reconocida luchadora, quien también se refirió a las recientes acusaciones en su contra por la supuesta utilización indebida de inmuebles donados a su organización. Con firmeza, desmintió esas versiones y atribuyó la circulación de audios falsos a una campaña de desprestigio orquestada en su contra, señalando directamente a figuras del ámbito legal.
El caso de Marita Verón, una joven secuestrada en Tucumán en 2002 por una red de explotación sexual, trascendió hace tiempo los límites de una tragedia personal para convertirse en un emblema nacional. La tenaz búsqueda de su madre no solo logró rescatar a decenas de víctimas y propiciar reformas legales, sino que también dejó al descubierto profundas complicidades institucionales. A pesar de los históricos fallos condenatorios obtenidos tras una batalla judicial de años, el paradero de Marita permanece como una herida abierta. Esta nueva pista, por tenue que parezca, reafirma una vez más el compromiso inquebrantable de una madre que se niega a claudicar.
