compilado por Marcelo E. Ulloa

21 Abr 2024

Un Pastor con Corazón – Siempre esperamos que gente que está a cargo de otros, especialmente en tareas de liderazgo y servicio, como médicos, trabajadores sociales, sacerdotes y ministros sagrados, se dediquen responsablemente a los que confían en ellos. Los cristianos no tienen otro modelo que Jesús, el Buen Pastor. Él era todo corazón para con las personas, y estuvo dispuesto a ir tan lejos como hasta dar su vida por ellas. Todos los que tienen responsabilidad para con otros debieran ser como él: no fríos funcionarios, no gente que se contenta sólo con hacer su trabajo, sino, ya sean laicos o ministros ordenados, pastores -pastores con un corazón-, totalmente dedicados y comprometidos aun a costa de sí mismos. Y no olvidemos que todos tenemos confiado el cuidado mutuo, unos de otros como hermanos. Que Jesús, en medio de nosotros, nos inspire y nos guíe siempre.
Yo Conozco a los Míos y los Míos Me Conocen a Mi – Nos sorprendemos gratamente cuando a la vuelta de muchos años alguien nos reconoce y nos llama por nuestro nombre. “¡Él / ella todavía me recuerda!”, decimos. Jesús nos asegura hoy: “Yo conozco a los míos, y los míos me conocen a mí”. Por medio de Jesús, que es uno de nosotros, Dios nos conoce y nos ama y nos llama hijos suyos. Con gratitud celebremos esta eucaristía con Jesús, nuestro Buen Pastor, que nos conoce y nos ama.
Acto Penitencial: Pidamos al Buen Pastor, Jesús, que nos perdone. Él busca la oveja perdida y no la condena. Confiamos en su amor y misericordia.
Señor Jesús, nuestro Buen Pastor, tú entregaste tu vida por tus ovejas, por todos los hombres a quienes viniste a salvar: R/. Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo Jesús, nuestro Buen Pastor, tú conoces a tus ovejas, a toda tu gente, y los que te acogen también te conocen a ti: R/. Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor Jesús, nuestro Buen Pastor, tú tienes todavía otras ovejas que están fuera y quieres que se integren y pertenezcan a tu rebaño: R/. Señor, ten piedad de nosotros.
Ten misericordia de nosotros, Señor, ven en nuestra búsqueda y otórganos a todos la paz de tu perdón y tu amor. Y llévanos a la vida eterna.
Oración Colecta: Oremos para que Jesús sea el pastor de nuestras vidas.
Oh Dios, Padre nuestro: Por su propia libre voluntad Jesús entregó su vida por nosotros para que viviéramos y nos salváramos. Danos valor para escuchar su voz y para seguirle en nuestro caminar hacia ti. Que nosotros también sepamos reflejar el amor que nos ha mostrado,
preocupándonos los unos por los otros con la misma generosa amabilidad que él nos ha mostrado a nosotros.
Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.
Primera Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles (4,8-12)
Salvados en el Nombre de Jesús Resucitado Pedro profesa sin miedo alguno su fe en Cristo Resucitado, en cuyo nombre ha curado de su discapacidad a un lisiado. Jesús es el nombre por el que todos nos salvamos.
En aquellos días, Pedro, lleno de Espíritu Santo, dijo: «Jefes del pueblo y ancianos: Porque le hemos hecho un favor a un enfermo, nos interrogan hoy para averiguar qué poder ha curado a ese hombre; pues, quede bien claro a todos ustedes y a todo Israel que ha sido en nombre de Jesucristo Nazareno, a quien ustedes crucificaron y a quien Dios resucitó de entre los muertos; por su nombre, se presenta éste sano ante ustedes. Jesús es la piedra que ustedes desecharon, los arquitectos, y que se ha convertido en piedra angular; ningún otro puede salvar; bajo el cielo, no se nos ha dado otro nombre que pueda salvarnos.»
Palabra de Dios
Salmo 117,1.8-9.21-23.26.28-29
R/. La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular
Den gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia. Mejor es refugiarse en el Señor que fiarse de los hombres, mejor es refugiarse en el Señor que fiarse de los jefes. R/.
Te doy gracias porque me escuchaste y fuiste mi salvación. La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente. R/.
Bendito el que viene en nombre del Señor, los bendecimos desde la casa del Señor. Tu eres mi Dios, te doy gracias; Dios mío, yo te ensalzo. Den gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia. R/.
Segunda Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (3,1-2)
¡Realmente Hijos de Dios! Que somos hijos de Dios no es sólo un pensamiento bonito, sino la más profunda realidad, ya que estamos unidos a Jesús, Hijo querido de Dios. Solamente cuando veamos a Dios seremos capaces de entender esto.
Miren qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! El mundo no nos conoce porque no le conoció a él. Queridos, ahora somos hijos de Dios y aun no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.
Palabra de Dios
Evangelio según san Juan (10,11-18)
Jesús, Nuestro Buen Pastor. La imagen de un Pastor y sus ovejas no es familiar para muchos de nosotros, pero podemos comprender esto: Jesús ha entregado su vida por nosotros; como nuestro Señor Resucitado nos conduce y nos une, no por la fuerza sino por conocimiento personal y por amor para cada uno de nosotros.
11 Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas. 12 El asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, cuando ve venir al lobo, escapa abandonando
las ovejas, y el lobo las arrebata y dispersa. 13 Como es asalariado no le importan las ovejas. 14 Yo soy el buen pastor: conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí, 15 como el Padre me conoce y yo conozco al Padre; y doy la vida por las ovejas. 16 Tengo otras ovejas que no pertenecen a este corral; a ésas tengo que guiarlas para que escuchen mi voz y se forme un solo rebaño con un solo pastor. 17 Por eso me ama el Padre, porque doy la vida, para después recobrarla. 18 Nadie me la quita, yo la doy voluntariamente. Tengo poder para darla y para después recobrarla. Éste es el encargo que he recibido del Padre.
Palabra del Señor
Oración de los Fieles: Estamos salvados en el nombre de Jesús, nuestro Buen Pastor, que vive y ruega al Padre por nosotros. Con esta convicción digámosle:
R/. Señor, guárdanos en tu amor.
Por todos los ministros de la Iglesia, para que cuiden a sus encomendados con generosa dedicación, siempre altruista, roguemos al Señor.
Por los líderes de las naciones y por todos los servidores públicos, para que pongan los intereses de sus encomendados por encima de su medro y ganancia personal y de su propio bienestar, roguemos al Señor.
Por todas las iglesias cristianas, para que trabajen sin descanso para llegar a ser un solo rebaño bajo el único Pastor, Jesucristo, roguemos al Señor.
Por los que todavía no conocen a Cristo, para que puedan encontrarlo y escuchar su voz a través de misioneros y de otras personas que hagan a Cristo visible por la forma como ellos reflejan Su vida, roguemos al Señor.
Por los abandonados, por las víctimas de injusticia y pobreza, y por todos los demás que sufren, para que se encuentren con hermanos dedicados y generosos, que les den esperanza y dirección, roguemos al Señor.
Por todas las comunidades cristianas, para que vivamos según creemos y así hagamos creíble el evangelio en nuestro tiempo, roguemos al Señor.
Señor Jesús, pastor y hermano nuestro, guárdanos en tu amor. Que te conozcamos siempre, y respondamos siempre a tu llamado, pues tú eres nuestro Señor por los siglos de los siglos.
Reflexión: El profeta Ezequiel decía: 11 Así dice el Señor:
Yo mismo en persona buscaré mis ovejas siguiendo su rastro. 12 Como sigue el pastor el rastro de su rebaño cuando las ovejas se le dispersan, así seguiré yo el rastro de mis ovejas y las libraré sacándolas de todos los lugares
por donde se dispersaron un día de oscuridad y nubarrones. 13 Los sacaré de entre los pueblos, los congregaré de los países, los traeré a su tierra, los apacentaré en los montes de Israel, en las cañadas y en los poblados del país. 14 Los apacentaré en ricos pastizales, tendrán sus prados en los montes más altos de Israel; allí se recostarán en fértiles praderas y pastarán pastos jugosos en los montes de Israel. 15 Yo mismo apacentaré mis ovejas, yo mismo las haré descansar –oráculo del Señor–. 16 Buscaré las ovejas perdidas, recogeré las descarriadas; vendaré a las heridas, sanaré a las enfermas:
a las gordas y fuertes las guardaré y las apacentaré como es debido. 17 Y a ustedes, mis ovejas, esto dice el Señor:
Voy a juzgar entre oveja y oveja: ¡entre carneros y chivos!
(Se recomienda leer Ezequiel 34: Las ovejas y sus pastores). Que este evangelio sea para nosotros una invitación a ser también los buenos pastores para con nuestros hermanos los hombres, que con sus nombres y apellidos se cruzan todos los días por nuestras vidas. Que realmente seamos ese bálsamo que sane sus heridas, que cure sus almas atribuladas por el dolor, la tristeza, el odio. Que les demos de comer manjares de eternidad con nuestra palabra y testimonio de cristianos auténticos. Que al final nuestras vidas se puedan resumir al igual que la de Cristo: Pasó haciendo el bien.
El discurso sobre el Buen Pastor enseña dos reglas para poder curar este tipo bastante frecuente de ceguera: (i) Prestar mucha atención a la reacción de las ovejas, pues ellas reconocen la voz del pastor. (ii) Prestar mucha atención a la actitud de aquel que se dice pastor para ver si le interesa verdaderamente la vida de las ovejas, y si es capaz de dar la vida por las ovejas.
Meditación del Papa Francisco: Jesús es el Buen Pastor, las ovejas escuchan su voz y lo siguen. No era ni un fariseo casuístico moralista, ni un saduceo que, hacia negocios políticos con los poderosos, ni un guerrillero que buscaba la liberación política de su pueblo, ni un contemplativo del monasterio. ¡Era un pastor! Un pastor que hablaba la lengua de su pueblo, se hacía entender, decía la verdad, las cosas de Dios: ¡no negociaba nunca las cosas de Dios! Pero las decía de tal forma que el pueblo amaba las cosas de Dios. Por esto lo seguían.
¿A mí a quién me gusta seguir? A quienes me hablan de cosas abstractas o de casuísticas morales; los que se dicen del pueblo de Dios, pero no tienen fe y negocian todo con los poderes políticos, económicos; los que quieren siempre hacer cosas extrañas, cosas destructivas, guerras llamadas de liberación, pero que al final no son el camino del Señor; ¿o un contemplativo lejano?

Petición
¡Ven Espíritu Santo!
Dame la docilidad de la oveja que nunca abandona a su pastor.