Tras el Revés en las Urnas, el Oficialismo se Encierra sin hacer autocrítica

Tras el Revés en las Urnas, el Oficialismo se Encierra sin hacer autocrítica

La derrota en Buenos Aires no altera la hoja de ruta del Gobierno, que responde con una seguidilla de encuentros entre el círculo íntimo del Presidente. La prometida autocrítica brilla por su ausencia, en tanto las tensiones se ventilizan en el espacio digital.

Un clima de cerrazón y marcada inmutabilidad se apoderó de los pasillos de Balcarce 50 tras el contundente veredicto de las urnas en la provincia de Buenos Aires. Lejos de materializar la prometida autocrítica, la administración del Presidente Javier Milei ha respondido al revés electoral con una sucesión de reuniones que únicamente congregan a los nombres habituales de su núcleo duro, evidenciando una notoria resistencia a cualquier forma de introspección o modificación sustancial de su estrategia.

La derrota por un amplio margen de trece puntos, lejos de operar como un catalizador para la renovación, parece haber solidificado la determinación de no desviarse ni un ápice del programa económico en curso. La única reacción tangible ha sido la sobreactuación de un reunionismo exacerbado y forzado, que hasta el momento no ha logrado esbozar una respuesta orgánica que trascienda el círculo de allegados inmediatos.

Consciente de la profundidad de la crisis política desatada, el primer mandatario optó por suspender su viaje a España, priorizando la contención de la situación doméstica. Sin embargo, esa permanencia en el país no se ha traducido en gestos de apertura o en la búsqueda de consensos más amplios. Por el contrario, las tensiones latentes al interior del espacio oficialista han encontrado un canal de expresión virulenta en las redes sociales, donde figuras afines se disparan entre sí de manera pública, agravando la percepción de desorden y fractura.

El elenco de protagonistas de estos cónclaves postelectorales permanece inalterable: la hermana y secretaria general de la Presidencia, Karina Milei; el vicepresidente Martín Menem; el portavoz oficial, Manuel Adorni; el estratega Santiago Caputo; el ministro del Interior, Guillermo Francos; y la titular de esa cartera, Patricia Bullrich. La reiterada presencia de los mismos actores centraliza las decisiones y refuerza la idea de un gobierno que dialoga principalmente consigo mismo, en un momento que la oposición y los analistas interpretan como crítico para su futuro.

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