El equipo de Núñez perdió 1-0 en el Monumental, en un encuentro donde mostró serias falencias defensivas y ofensivas. La remontada deberá darse en Brasil.
River Plate sufrió un duro revés en su propio feudo. El conjunto millonaria cayó por 1-0 frente al poderoso Palmeiras de Brasil, en el partido de ida de los cuartos de final de la Copa Libertadores. La estrategia diseñada por Marcelo Gallardo, lejos de contener al rival, expuso las vulnerabilidades del equipo local, que ahora deberá buscar una hazaña en tierras paulistas.
Desde el pitido inicial, el técnico de River optó por una formación con cinco defensores. Sin embargo, la táctica resultó contraproducente. Los espacios entre las líneas fueron amplios y evidentes, una falla que el equipo visitante no desaprovechó. Con una circulación de balón precisa y rápida, los brasileños dominaron la mitad de la cancha y encontraron repetidas ocasiones por las bandas, explotando los laterales del conjunto local.
La ventaja para el equipo de São Paulo llegó de manera temprana. Apenas a los cinco minutos de juego, Gustavo Gómez se anticipó a toda la zaga riverplatense y, con un testarazo certero, conectó un córner para batir a Franco Armani. El gol inauguró un período de claro dominio de Palmeiras, que pudo incrementar su ventaja en varias oportunidades, pero se topó con la resistencia del arquero argentino y con la fortuna de un balón que encontró el poste.
La mitad de la cancha fue territorio conquistado por los verdes. Enzo Pérez y Nicolás De la Cruz realizaron un esfuerzo monumental por perseguir el esférico, pero la superioridad técnica brasileña era palpable. River se mostró incapaz de articular juego asociado y de generar peligro en el área rival. De hecho, la primera aproximación al arco de Weverton llegó recién a los 39 minutos, con un remate lejano de Robert Rojas.
Cerca del cierre de la primera etapa, el equipo local vivió otro momento de desconcierto. Una pérdida en el sector izquierdo habilitó a Vitor Roque, quien eludió a Paulo Díaz con facilidad y se encaró a Armani, pero su definición cruzada rozó el palo izquierdo, salvando a River de una catástrofe mayor.
Para el segundo tiempo, Gallardo intentó rectificar el rumbo. Introdujo a Lucas Martínez Quarta y a Juan Fernando Quintero, buscando mayor solidez defensiva y creatividad en el mediocampo. El equipo logró empujar un poco más y avanzar su bloque, pero continuó mostrando una alarmante falta de ideas y profundidad para generar oportunidades claras. La ansiedad del público se trasladó al campo, donde los jugadores parecían actuar con urgencia y poca claridad.
Quintero tuvo el único remate del equipo en el complemento, a falta de cinco minutos, pero fue contenido sin mayores problemas por el portero visitante. El descuento, puramente honorífico, llegó en el minuto 44, cuando Martínez Quarta aprovechó un desvío fortuito sobre un defensor brasileño para marcar y dar un breve respiro a su equipo.
Con este resultado, River se ve obligado a remontar en el Allianz Parque de São Paulo la próxima semana. La misión no será sencilla: deberá vencer por dos goles de diferencia para forzar al menos el tiempo suplementario, frente a un rival que demostró ser sólido, ordenado y extremadamente eficaz.