Un Respiro en Córdoba: River Frena la Racha Negativa

Un Respiro en Córdoba: River Frena la Racha Negativa

Con una ajustada victoria por 2-0 sobre Talleres, el equipo de Gallardo logró un triunfo crucial que le devuelve algo de oxígeno en medio de una profunda crisis de resultados, a pocos días de un compromiso definitorio.

El River Plate de Marcelo Gallardo cortó finalmente una sangría de derrotas que ensombrecía su presente. Frente a Talleres, el conjunto millonaria consiguió un aire de alivio al imponerse por dos goles a cero, en un partido donde la efectividad y un giro táctico fortuito marcaron la diferencia. Este respiro llega en un momento clave, justo antes de la semifinal de Copa Argentina del viernes contra Independiente Rivadavia, interrumpiendo una sequía de cuatro caídas al hilo en el Torneo Clausura y seis en los últimos siete compromisos.

La efectividad, un bálsamo en la sequía

La primera etapa fue un espejo de las dificultades que atravesaba el equipo. River mostró un juego dubitativo, oscilando entre una posesión lateral sin puntería y envíos largos desde la defensa buscando a sus delanteros. Sin embargo, en una de sus únicas aproximaciones claras al arco rival, encontró el gol. Cerca del mediocampo, Quintero desplegó un pase preciso hacia la banda izquierda para el desborde de Milton Casco. El zurdazo potente del lateral estrelló en el poste, y en la confusión subsiguiente, Gonzalo Montiel empujó el balón con la derecha, tras un rebote en el arquero Herrera, para inaugar el marcador.

Un episodio inesperado terminaría por darle una nueva fisonomía al equipo. La lesión de Rivero forzó un cambio que, de manera involuntaria, solucionó uno de los desaciertos iniciales de Gallardo. Santiago Lencina, quien había comenzado la noche en la insólita posición de lateral izquierdo, recuperó su lugar natural en el mediocampo. Esta reacomodación acercó al juvenil a Quintero, permitiendo a River una circulación del esférico más ordenada y fluida. Talleres, por su parte, insistía en bloquear el centro de la cancha y estuvo a punto de igualar las acciones antes del descanso, pero un gol de Schott fue correctamente anulado por fuera de juego milimétrico.

El cierre de Meza y el desmoronamiento local

Al regreso del vestuario, el técnico de Talleres movió sus piezas con el ingreso de Botta y Angulo, buscando mayor ofensividad. La estrategia dio resultado inicialmente, ya que el local logró la posesión y el control territorial que antes le eran esquivos. Este dominio coincidió con la salida de figuras clave de River como Lencina, Driussi y el mismo Quintero, cambios que desarticularon momentáneamente el esquema visitante. No obstante, cuando el partido parecía equilibrarse, surgió la jugada del desnivel. A los 22 minutos de la etapa complementaria, Federico Colidio superó a Palomino con una finta y, al ser derribado, alcanzó a enviar un pase al corazón del área. Allí apareció Maximiliano Meza para empujar el balón y sentenciar el 2-0.

El segundo gol quebró definitivamente la resistencia del conjunto cordobés, que, visiblemente desmoralizado, bajó los brazos y se entregó a la evidencia de la derrota. River, con mayor pragmatismo que brillantez, supo administrar las ventajas y se consagró dueño de la noche, llevándose un triunfo que vale mucho más que tres puntos: significa un reconstituyente anímico esencial de cara al desafío inmediato que se avecina.

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