El Rojo de Avellaneda prolonga su arranque más lúgubre tras caer ante el colista. Un error defensivo letal sella su destino y aleja cualquier atisbo de recuperación, sumiendo al club en una profunda incertidumbre.
La crisis institucional y deportiva que atraviesa Independiente parece no encontrar un piso. Bajo el mando de Gustavo Quinteros, el equipo continúa sumido en una profunda sequía victoriosa dentro del torneo, consolidando lo que ya se perfila como el inicio de liga más desastroso en los anales del club. En una noche agónica, el cuadro de Avellaneda cayó derrotado en suelo sanjuanino frente a San Martín, el equipo que ocupaba el último escalón en los promedios, profundizando así la herida de una afición desesperada.
La ilusión que había generado un empate en el Clásico de Avellaneda al inicio del ciclo de Quinteros se ha desvanecido por completo. Un camino cuesta abajo, marcado por un rendimiento cada vez más gris y resultados adversos, tuvo su punto más bajo en el Estadio Hilario Sánchez Rodríguez. Allí, el equipo no solo perdió, sino que mostró una vez más sus falencias estructurales, culminando en un golpe que lo deja anclado en el fondo de la Zona B. Con un magro botín de seis puntos, fruto de seis igualadas en doce presentaciones, el sueño de acceder a la Copa Sudamericana el próximo año se desdibuja peligrosamente en la tabla anual.
La puntilla llegó tras el minuto de juego sesenta y uno, obra de Tomás Fernández. La jugada, sin embargo, tuvo su génesis en un descomunal error de Iván Marcone. El volante, en una inexplicable desconexión en la salida, permitió que Juan Cavallaro percibiera la situación y habilitara con un pase milimático a Fernández. El delantero, con la frialdad que otorga la soledad ante el arquero, definió de manera impecable frente a Rodrigo Rey. La intervención del VAR para convalidar el tanto solo añadió dramatismo a una escena que sintetiza la actual debilidad del equipo.
Mientras Independiente se debate entre la frustración y la perplejidad, San Martín de San Juan, dirigido por el «Pipi» Romagnoli, celebra su segundo triunfo consecutivo. Tras imponerse a San Lorenzo, el equipo cuyano no solo respira en su lucha por la permanencia, sino que ahora alberga esperanzas de clasificar a los playoffs, ubicándose en una meritoria sexta posición con diecisiete puntos. Un contraste que no hace más que enfatizar la crítica situación que vive el gigante de Avellaneda, sumido en una de sus peores horas.
