Trump y la Argentina: entre el elogio y la lápida

Trump y la Argentina: entre el elogio y la lápida

El expresidente estadounidense pasó de celebrar la gestión de Milei a describir al país como una nación al borde del colapso, en declaraciones que revelan tensiones detrás del acuerdo comercial.

En un giro sorpresivo, el expresidente Donald Trump alteró la narrativa de cercanía con el gobierno argentino al pintar un panorama desolador sobre la situación del país sudamericano. Durante un viaje a bordo del Air Force One, el líder republicano intercambió palabras con periodistas y, al ser consultado sobre las ventajas de un acuerdo comercial para Argentina, estalló en una respuesta cargada de pesimismo: “Están luchando por su supervivencia. No tienen dinero, no tienen nada”, afirmó, en un contraste evidente con los elogios que días atrás había dedicado a su par Javier Milei.

El momento de tensión se produjo cuando una periodista indagó sobre los beneficios que el pacto bilateral podría reportar a los productores rurales argentinos. Trump, visiblemente molesto, desestimó la pregunta y enfatizó la gravedad de la crisis: “No se está beneficiando en nada. Están luchando por sobrevivir, ¿entiende lo que eso significa?”. Incluso llegó a utilizar un tono fúnebre al afirmar: “No lo presentes como que se están beneficiando; se están muriendo”.

Tras este exabrupto, el magnate neoyorquino moderó su discurso y se refirió a una posible importación de carne vacuna argentina como parte de las negociaciones en curso. “Podríamos comprar un poco de carne de Argentina y eso bajaría los precios aquí”, explicó, sugiriendo que este intercambio comercial podría aliviar la situación en ambos países.

Este episodio contrasta marcadamente con el tono celebratorio que Trump había adoptado apenas unos días antes, durante un encuentro oficial en la Casa Blanca. En esa oportunidad, había elogiado la gestión de Milei, afirmando que estaba haciendo “un gran trabajo” y que Argentina, pese a “atravesar dolor”, comenzaba a transitar una recuperación. En aquella ocasión, incluso condicionó un swap financiero de 20.000 millones de dólares al triunfo electoral del oficialismo en los comicios legislativos del 26 de mayo, advirtiendo: “Si pierde, no seré generoso con la Argentina”.

La dualidad en sus declaraciones no pasó desapercibida. Mientras en un momento destacó la fortaleza política de Milei y su impacto en las encuestas, días después retrató al país como una nación al borde del abismo. Esta incoherencia no solo expone la volatilidad retórica del expresidente, sino que también deja entrever las complejidades detrás del acuerdo comercial entre ambos países, donde la ayuda económica y las concesiones comerciales parecen depender de una frágil combinación de intereses estratégicos y lealtades personales.

La situación deja al gobierno argentino en una posición delicada, obligado a navegar entre el apoyo externo y la crudeza de un diagnóstico que, proveniente de un aliado, resuena como un reconocimiento público de la profunda crisis que atraviesa el país.

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