En un acto de alta tensión y escasa audibilidad, Milei intentó impulsar a su candidato provincial, una figura de baja notoriedad, mientras la violencia opacó el evento y la sombra de un rival poderoso planeó sobre la jornada.
Con la misión de infundir un nuevo impulso a una campaña teñida por la agenda nacional, el presidente Javier Milei regresó a esta provincia para un acto público junto a Gonzalo Roca, el postulante libertario a la legislatura provincial, un hombre prácticamente anónimo en el ámbito político hasta hace pocas semanas. “Vamos en la dirección correcta”, proclamó el mandatario ante sus seguidores, en un intento por galvanizar a su base, aunque con la conciencia de que, tras casi dos años de gestión, una porción significativa de la ciudadanía anhela alcanzar un puerto de mayor alivio económico.
La comitiva presidencial inició su marcha en el corazón de Nueva Córdoba, el barrio céntrico que alberga a la comunidad estudiantil universitaria. Aproximadamente 2.500 personas se conglomeraron alrededor de la camioneta que transportaba al Presidente, formando una compacta marea humana que lo siguió a lo largo de su trayecto hacia el Paseo del Buen Pastor. Desde la caja del vehículo, y con un megáfono de escasa potencia que apenas lograba amplificar su voz entre la algarabía, Milei argumentó que “no se pueden quebrar de un día para otro cien años de populismo”. En su arenga, insistió con el repertorio de cifras que despliega habitualmente: la reducción de la pobreza en doce millones de personas, una inflación proyectada al 20.000% interanual antes de su llegada al poder y la eliminación total de los piquetes. La paradoja se hizo presente cuando un joven, visiblemente exaltado, coreaba “¡Vaaaaaaaaaaamos Milei!” para luego, en un instante de sinceridad, girarse y preguntarle a su compañero: “¿Qué está diciendo?”. El mensaje se perdió en el bullicio.
“Necesitamos ratificar en las urnas si deseamos continuar avanzando con las ideas de la libertad”, solicitó el mandatario, acompañado en el vehículo por su hermana Karina Milei, el camarógrafo oficial Santiago Oría y el propio candidato Roca, a quien pidió respaldo con los sufragios. Entre la multitud se distinguían el jefe de bloque de La Libertad Avanza en la Cámara de Diputados, Gabriel Bornoroni, y la legisladora María Cecilia Ibáñez. Los simpatizantes entonaron una adaptación local de su limitado cancionero, coreando: “Olé, olé, olé, olé, olá, votalo a Roca que Schiaretti está gagá”, recuperando un concepto descalificativo utilizado en el pasado.
No obstante, todos los indicadores sugieren que el gobernador Juan Schiaretti se erige como un adversario de formidable envergadura para La Libertad Avanza. Esta percepción es tan fuerte que, en un gesto interpretado como un repliegue táctico ante números electorales poco alentadores, Milei optó por trasladar el cierre final de su campaña a la ciudad de Rosario. En un esfuerzo último por catapultar la candidatura de Roca, las figuras más convocantes del oficialismo desfilaron por la provincia: la ministra Patricia Bullrich lo hizo el lunes, y el ministro de Economía, Luis Caputo, ofreció una disertación este mismo martes.
El evento no estuvo exento de sombras. La caravana, que completó un recorrido breve pero intenso, fue escenario de episodios de violencia que empañaron la jornada. Sobre la angosta calle San Lorenzo, el equipo periodístico del Canal 10 de Córdoba fue agredido de manera brutal. El camarógrafo Horacio Di Franco recibió un golpe en la cabeza por parte de un militante oficialista, mientras que a la cronista Fernanda González le sustrajeron su teléfono celular. Di Franco debió ser asistido en el Hospital de Urgencias por lesiones leves. Estos no fueron incidentes aislados; se reportaron otros actos de violencia y robos múltiples a medida que avanzaba la comitiva presidencial, un contraste alarmante para una movilización custodiada por un operativo de seguridad descomunal que incluyó a efectivos policiales, de Gendarmería y de Casa Militar.
Mientras la camioneta de Milei se alejaba, dando lugar a la desconcentración, el candidato Gonzalo Roca concedió alguna entrevista televisiva. La escena, sin embargo, evidenció su bajo perfil incluso entre los asistentes al acto, cuando algunos militantes, rodeándolo, se preguntaban en voz alta: “¿Quién es este?”. “Gonzalo Roca, el primer candidato para el domingo”, tuvieron que explicarles.
Un cierre en contrapunto
De forma simultánea, y a pocas cuadras de la bullanguera movilización oficialista, la candidata de Defendamos Córdoba, Natalia de la Sota, realizaba el cierre de su campaña en el viejo Teatro Studio. Arropada por una marcada presencia sindical y de agrupaciones universitarias, la diputada lanzó dardos críticos hacia el cordobesismo oficialista. “Nosotros somos la opción nítida, clara, que va a ir al Congreso de la Nación a decirle que no a Javier Milei”, afirmó, y añadió con dureza: “Parece que hace dos años nadie se dio cuenta de lo que estaban haciendo, votándole las leyes a Milei. Y se dieron cuenta hace un mes. Aquellos que acompañaron la Ley Bases y estos superpoderes no podían ignorar lo que Javier Milei haría con esas herramientas. Lejos de darle herramientas de gobernabilidad, le dieron herramientas de destrucción”.