Un llamado anónimo sobre un posible asalto y el testimonio de un testigo que vio su camioneta con dos hombres abren nuevas líneas de investigación. Las autoridades barajan desde un accidente en el terreno hostil hasta la intervención de terceros, mientras los familiares claman por respuestas.
El caso de la desaparición de Pedro Alberto Kreder y Juana Inés Morales, la pareja de jubilados cuyo paradero se desconoce desde hace once días, incorporó nuevos y preocupantes elementos en las últimas horas, sumando capítulos de incertidumbre a una investigación que mantiene en vilo a la comunidad de Comodoro Rivadavia.
Según revelaciones del propio ministro de Seguridad y Justicia de Chubut, Héctor Iturrioz, la pesquisa recibió un giro significativo tras una denuncia anónima. La fuente alertó sobre la presencia de delincuentes armados en la zona de Rocas Coloradas, sugiriendo que Kreder y Morales pudieron ser víctimas de un ataque. Esta pista, actualmente bajo exhaustivo análisis, posee el potencial de reorientar por completo las labores de búsqueda.
Paralelamente, un testigo se presentó ante la comisaría de Kilómetro 8 para declarar haber avistado la camioneta Toyota Hilux de Pedro Kreder siendo manejada por dos individuos que aparentaban estar “perdidos”. Los investigadores trabajan ahora en la verificación de este testimonio, revisando minuciosamente las grabaciones de las cámaras de seguridad de la zona para confirmar o descartar este avistamiento.
El misterio se profundiza al considerar la naturaleza de la relación entre los desaparecidos. Kreder, de 79 años, y Morales, de 69, llevaban apenas un mes de conocerse, un hecho que sus propios hijos admiten conocer en muy pocos detalles. A inicios de octubre, la pareja comunicó a sus familias que emprendería un viaje vacacional, del cual nunca regresaron.
La angustia de sus seres queridos se intensificó con el hallazgo, el pasado sábado, de la camioneta en los Cañadones de Visser. El vehículo fue localizado a más de 30 kilómetros de Comodoro, cerrado con llave, sin rastros aparentes de violencia o desorden en su interior, e incluso con dinero en efectivo. En su cercanía, las autoridades también encontraron una carpa, una bolsa de dormir, provisiones y agua.
Frente a este escenario, las hipótesis que manejan los investigadores se bifurcan. Por un lado, se contempla la posibilidad de un accidente o extravío en el terreno agreste e inhóspito. El ministro Iturrioz describió la zona como pantanosa y peligrosa, mencionando incluso la activa presencia de pumas. No obstante, uno de los aspectos que genera mayor perplejidad es la desconcertante decisión de la pareja de tomar la solitaria Ruta Provincial Nº 1, en lugar de la ruta principal y más segura.
La segunda línea de investigación, fortalecida por el reciente llamado anónimo, apunta a una intervención criminal. La ausencia de los teléfonos celulares y, según el testimonio de una de las hijas, la aversión de su padre a transitar por caminos secundarios, alimentan la teoría de que pudieron ser forzados a desviarse.
Con estas nuevas coordenadas, el operativo de búsqueda, que involucra a policías, bomberos, prefectura y voluntarios, se reenfocará este jueves en el área de Rocas Coloradas. Las esperanzas de hallar con vida a Pedro y Juana se enfrentan al paso implacable del tiempo, mientras un velo de incógnitas cubre cada paso de esta trágica y desconcertante historia.
