Tras la huida de Werthein, Cúneo Libarona abandona el barco y sume en la incertidumbre al Ministerio de Justicia

Tras la huida de Werthein, Cúneo Libarona abandona el barco y sume en la incertidumbre al Ministerio de Justicia

El Presidente enfrenta una crisis de gabinete anticipada. La inminente salida del ministro deja al descubierto una cartera fracturada internamente, con escasos logros y un legado de conflictos. La Rosada evalúa una fusión con Seguridad mientras se especula con los nombres de su reemplazo.

El gobierno nacional se encuentra sumido en una profunda reestructuración ministerial no planificada, luego de que Mariano Cúneo Libarona confirmara su decisión de presentar la renuncia al cargo de ministro de Justicia la próxima semana. Este movimiento, que sigue a la abrupta partida de Gerardo Werthein de la Cancillería, desbarató la estrategia de Javier Milei, quien proyectaba modificar su Gabinete recién después de los comicios, en medio de un período turbulento para su administración.

La salida de Cúneo Libarona deja al descubierto una cartera que, durante su gestión, se transformó en una pieza meramente decorativa. Las riendas de las decisiones más relevantes fueron acaparadas de facto por su subsecretario, Sebastián Amerio, hombre de absoluta confianza de Santiago Caputo, el influyente asesor presidencial. Desde la Casa de Gobierno aún no se ha comunicado el destino que se le dará a la vacante, aunque una de las alternativas que cobra fuerza es su fusión con el Ministerio de Seguridad, el cual también quedaría desierto si Patricia Bullrich consigue un escaño en el Senado.

Pese a haber aplicado al pie de la letra el manual ideológico de La Libertad Avanza, con despidos masivos de empleados públicos, hostigamiento sistemático a organismos de derechos humanos y declaraciones misóginas, la gestión de Cúneo Libarona distó de ser tranquila. El propio ministro, en declaraciones a un medio digital, afirmó sentirse satisfecho y afirmó: «Me retiro contento. Puse toda mi energía en la gestión». Entre sus autoproclamados éxitos, destacó la implementación del sistema acusatorio en catorce jurisdicciones. Sin embargo, su mayor fracaso fue no poder instaurarlo en el distrito judicial más sensible: los tribunales federales de Comodoro Py, donde los fiscales se rebelaron abiertamente contra la medida, forzando sucesivos aplazamientos.

Su autoridad fue cuestionada desde múltiples frentes. Al inicio de su mandato, convocó una comisión para una reforma del Código Penal, pero la titular de la cartera de Seguridad, Patricia Bullrich, intervino imponiendo a sus propios colaboradores. El resultado fue una propuesta de tinte ultrapunitivo que Bullrich presentó junto al Presidente, relegando a Cúneo Libarona a un rol de espectador en el auditorio.

El episodio más comprometedor de su paso por el ministerio fue la filtración de un video que lo mostraba en una reunión con Timothy Ballard, un exagente norteamericano con una veintena de denuncias por abusos sexuales. En las imágenes, Cúneo Libarona prometía al extranjero legislación a su medida y contactos con periodistas para mejorar su deteriorada imagen pública, una operación que Bullrich logró frenar.

En las últimas semanas, trascendió que el interés del ministro no parecía centrarse en su cartera, sino en intentar, sin éxito, ser admitido en el exclusivo Jockey Club. Cúneo Libarona deja su cargo con un alarmante treinta y tres por ciento de los cargos judiciales vacantes y sin haber enviado los pliegos correspondientes para cubrirlas, incumpliendo así una de sus promesas iniciales más firmes.

Su partida genera interrogantes sobre el futuro de áreas sensibles como la Subsecretaría de Derechos Humanos, a cargo de su amigo Alberto Baños, donde ya se libra una interna con los sectores allegados a Caputo. En cuanto a su reemplazo, el nombre que resuena con intensidad es el de Guillermo Montenegro, actual intendente de General Pueyrredón y uno de los primeros referentes del PRO en alinearse con Milei. Montenegro, quien fue juez federal en Comodoro Py, aspira a quedar al frente de un superministerio que una Justicia y Seguridad. Mientras, Sebastián Amerio, aunque candidato a la cartera, parece ambicionar otro objetivo: la Procuración General de la Nación, vacante desde 2017. La crisis de gabinete forcejea con la gestión y evidencia las tensiones internas en el corazón del Gobierno.

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