La administración libertaria decidió no renovar un convenio clave y retener equipos en la aduana, desactivando la instalación de un radiotelescopio en San Juan. La iniciativa, heredada del kirchnerismo, era observada con recelo por Estados Unidos debido a su posible uso militar.
El Gobierno nacional, bajo el liderazgo de Javier Milei, ha optado por desmantelar una iniciativa de cooperación científica con China que generaba creciente controversia a nivel internacional. Se trata de la construcción de una antena de avanzada tecnología en la provincia de San Juan, dentro de la reserva de El Leoncito, que formaba parte de una red global de observación del espacio profundo impulsada por el Partido Comunista Chino. Este proyecto, gestado durante la anterior gestión kirchnerista, ha quedado oficialmente suspendido.
Denominado Radiotelescopio Argentino Chino (CART), el emprendimiento implicaba la instalación de una estructura de cuarenta metros de diámetro, que se habría convertido en la segunda de su tipo operada por China en la región cordillerana, sumándose a una ya existente en la provincia de Neuquén. Dicha base neuquina ha sido objeto de minucioso escrutinio por parte de analistas geopolíticos y del gobierno estadounidense, quienes señalan el riesgo latente de que estas poderosas instalaciones puedan tener una finalidad dual, combinando investigación científica con aplicaciones de índole militar.
Frente a este panorama, la actual administración ha decidido interrumpir el avance de las obras en San Juan. Una de las primeras medidas concretas fue la retención aduanera de diversos componentes tecnológicos enviados desde China, destinados a completar la construcción del radiotelescopio. Fuentes oficiales explicaron que estos embarques presentaban irregularidades y carecían de un responsable identificable por parte del país asiático.
Paralelamente, la Casa Rosada resolvió no prorrogar el convenio que sostenía jurídicamente el proyecto, el cual involucraba al CONICET y a la Universidad Nacional de San Juan, y que expiró en junio del corriente año. Esta decisión administrativa cortó de raíz la viabilidad legal de la iniciativa, a pesar de los reclamos formales emitidos por el Consejo Superior de la casa de estudios sanjuanina. La universidad defendió el carácter estrictamente científico del CART, destacando tres décadas de colaboración académica con instituciones chinas.
No obstante, las suspicacias persisten debido al control que las Fuerzas Armadas chinas ejercen sobre estas instalaciones. La situación quedó en evidencia durante una inspección realizada el año pasado en la base de Neuquén, donde se constató que el personal operativo estaba compuesto por efectivos militares enviados desde China, un hecho que había sido señalado abiertamente por el entonces embajador de Estados Unidos, Marc Stanley, quien manifestó su extrañeza por la opacidad que rodea las actividades que allí se desarrollan.
El acuerdo original, firmado en 2015, concedía a China un grado de soberanía sobre el territorio donde se emplazaba la antena, un aspecto que generaba alarma en términos de seguridad hemisférica. La administración de La Libertad Avanza, alineada estratégicamente con Washington, priorizó estas consideraciones geopolíticas por encima de los beneficios científicos declarados, culminando con la cancelación definitiva de un proyecto que había representado una inversión estimada en 350 millones de dólares y que profundizaba los lazos de dependencia tecnológica y política con el gigante asiático.
