La exhibición aérea de los nuevos aviones militares desató un inesperado cruce público entre el canciller Pablo Quirno y el experimentado diplomático Héctor Rogelio Torres, quien puso en duda la adquisición, catalizando una rara disputa en las redes que trascendió los canales habituales de la diplomacia.
La adquisición de los aviones de combate F-16 por parte del Gobierno nacional, celebrada con un espectacular vuelo rasante sobre la Ciudad de Buenos Aires, no solo capturó la mirada de los ciudadanos sino que también desencadenó un agudo intercambio diplomático a la vista de todos. El centro de la polémica fue Héctor Rogelio Torres, un funcionario de extensa trayectoria en el servicio exterior y ex director del Fondo Monetario Internacional, quien utilizó su perfil en la red social X para expresar abiertas reservas sobre la conveniencia y la calidad de la flamante compra militar.
Coincidiendo con el acto oficial de presentación, Torres compartió información internacional que señalaba cómo Dinamarca, el país vendedor, está procediendo a reemplazar precisamente esos modelos F-16 por los más modernos F-35. “Dinamarca nos vende F16 y compra F35, y nosotros nos emocionamos…”, fue su primer comentario, al que pronto siguió otro más contundente, calificando de “triste” la “emoción patriótica” generada por la compra de lo que el país nórdico considera material obsoleto.
El diplomático intensificó su crítica al replicar una entrevista en la que el entonces ministro de Defensa, Luis Petri, defendía la operación tildando de “chatarra” a las críticas. Torres respondió con una lacónica y provocativa pregunta: “¿Chatarra?”, insinuando con ello su total desacuerdo. Además, sembró otra duda estratégica al destacar que el Reino Unido, consultado sobre la venta, no había presentado objeción alguna, planteando un interrogante sobre las razones de aquella permisividad.
La réplica de la administración no se demoró. El canciller Pablo Quirno, en un movimiento inusual que trasladó un conflicto interno del ámbito privado al escrutinio público, confrontó directamente a Torres a través de la misma plataforma. Con firmeza, el titular de Relaciones Exteriores exigió al diplomático que, de mantener su posición pasiva, actuara en consecuencia con su rol oficial o, en su defecto, que renunciara al mismo, criticando el uso de su condición para autodescribirse en sus críticas personales.
Ante la severidad de la llamada de atención ministerial, Torres optó por una retirada conciliadora. En un mensaje dirigido al canciller, aclaró que sus expresiones respondían únicamente a un “sentimiento personal” y no constituían una crítica a la política exterior que Quirno conduce. “Acepto y acato su reprimenda”, concluyó el funcionario, cerrando así, al menos públicamente, el episodio de fricción.
Este debate se produjo en el marco de la concreción de un hito estratégico: la llegada a suelo argentino de los primeros seis cazas F-16 Fighting Falcon, que marcan el inicio de un proceso destinado a renovar sustancialmente la capacidad operativa de la Fuerza Aérea. La operación, que incluye un total de veinticuatro aeronaves modernizadas, armamento, simuladores y repuestos, representa una inversión de largo alcance. El complejo traslado intercontinental, apoyado por aviones nodriza estadounidenses, culminó con el arribo de las naves, las cuales iniciarán su servicio activo a partir de enero de 2026, completándose la entrega escalonada en el año 2028.
