¿Baja la inflación?

¿Baja la inflación?

Recientemente, el INDEC reveló la tasa de inflación de marzo, sorprendentemente un 11% en promedio. Esto ha generado una gran euforia entre los seguidores de Milei y del propio presidente, quienes consideran que estos datos respaldan las políticas de ajuste. Según ellos, la inflación está siendo controlada y señalan una disminución sostenida en los últimos tres meses: enero, febrero y marzo.

Sin embargo, este optimismo parece estar desviando la atención de la realidad. La imagen que circula en las redes sociales, compartida por los libertarios, muestra una disminución en la tasa de inflación. Pero es importante notar que el gobierno no se hace cargo de la inflación de diciembre ni de los niveles alarmantes de los meses siguientes. Por ello, atribuir los altos niveles de inflación a la gestión anterior es una estrategia para desviar la responsabilidad.

Los libertarios están tan entusiasmados que están llevando a cabo una campaña intensa de desinformación. Pretenden convencer a la gente de que la caída en la tasa de inflación equivale a una disminución general de precios, es decir, a la deflación. Este entusiasmo incluso ha alcanzado a los miembros del propio gobierno, como se evidenció con el error de Milei y Caputo al citar datos de una cuenta falsa (JumboBot) en Twitter.

Milei, fiel a su estilo, insiste en que la inflación es un fenómeno monetario, una idea popularizada por el economista Milton Friedman, quien es uno de los pensadores de cabecera del presidente. Sin embargo, esta explicación simplista no aborda la complejidad del problema. La relación entre la emisión monetaria y la inflación no es tan directa como se plantea. Incluso al analizar datos de otros países como Nueva Zelanda, Australia y Japón, se observa que el crecimiento de la masa monetaria no siempre se traduce en inflación.

La teoría de Milei sobre la inflación, con un rezago de 18 a 24 meses, parece no sostenerse al analizar detenidamente los datos. Su insistencia en esta explicación parece más una forma de lavarse las manos de las consecuencias de su política inflacionaria. Al atribuir la culpa al gobierno anterior, evade su responsabilidad en el proceso inflacionario desencadenado en diciembre.

Es importante comprender que la inflación no es solo un fenómeno monetario. Los precios internos también se ven afectados por factores como la importación de insumos, que representan una parte significativa de la industria nacional. La devaluación en diciembre generó un aumento rápido en los precios, pero una vez que estos se estabilizan, la inflación tiende a reducirse.

El gobierno, en su intento por controlar la inflación, está llevando a cabo políticas que conducen a la recesión económica. Esto implica más pobreza, más desempleo y menos salario para la clase trabajadora. Hablar de la inflación como un fenómeno puramente monetario es ignorar las complejas dinámicas económicas y sociales involucradas, parte de este relato responde a un gobierno que pretende sacrificar el bienestar general de los argentinos a fin de conseguir sus objetivos económicos.

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