Wall Street cae un 3% en su peor jornada desde 2022: ¿cuáles son las causas del desplome?

Wall Street cae un 3% en su peor jornada desde 2022: ¿cuáles son las causas del desplome?

La Bolsa de Nueva York sufrió el lunes su mayor descenso en casi dos años, siguiendo el desplome de los mercados financieros globales y aumentando el temor a una desaceleración de la economía estadounidense. Mientras algunos analistas sugieren que la caída de los mercados internacionales se debe principalmente a la “liquidación de posiciones de carry trade,” el impacto en Wall Street fue notable. El índice S&P 500 cerró con una pérdida del 3,1%, el Dow Jones perdió más de 1.000 puntos (2,5%) y el Nasdaq cayó un 3,8%.

El lunes 5 de agosto de 2024, la Bolsa de Nueva York sufrió su mayor caída en casi dos años, siguiendo el desplome en los mercados financieros globales y generando preocupaciones sobre una posible desaceleración de la economía estadounidense.

Los índices principales cerraron con pérdidas significativas, el S&P 500 bajó un 3,0% (3,1% en algunos reportes), el Dow Jones cayó más de 1.000 puntos, lo que representa una caída del 1,9%, y el Nasdaq retrocedió un 3,4%. Este desplome en Wall Street se produjo en medio de una ola global de ventas que comenzó la semana pasada, iniciada por el índice Nikkei 225 de Japón, que sufrió una caída del 12,4%, la peor desde el Lunes Negro de 1987.

Las preocupaciones sobre la economía estadounidense se intensificaron tras la publicación de un informe de empleo más débil de lo esperado, lo que alimentó los temores de que la Reserva Federal haya apretado demasiado los frenos al subir las tasas de interés en un intento por controlar la inflación. La venta masiva también afectó a las acciones de grandes tecnológicas, que habían impulsado el mercado a máximos históricos durante el año.

Incluso el oro, tradicionalmente visto como un refugio seguro en tiempos de incertidumbre, cayó un 1%. Ahora, los inversores se preguntan si la Reserva Federal deberá intervenir de manera más drástica, posiblemente recortando las tasas de interés en una reunión de emergencia antes de su próxima decisión programada para el 18 de septiembre.

“La Reserva Federal podría intervenir de manera decisiva con un gran recorte de tasas para contrarrestar la situación, pero la idea de un recorte entre reuniones parece poco sólida”, comentó Brian Jacobsen, economista jefe de Annex Wealth Management. “Generalmente, las medidas de emergencia como esas se reservan para crisis graves, como la pandemia de COVID-19, y una tasa de desempleo del 4,3% no parece justificar una intervención tan drástica”.

A pesar de la reciente debilidad en el informe de empleo, la economía estadounidense sigue creciendo, y una recesión no es inminente. La Reserva Federal ha sido clara acerca del dilema al que se enfrenta desde que empezó a subir las tasas agresivamente en marzo de 2022: ser demasiado severo podría sofocar la economía, mientras que ser demasiado moderado podría alimentar la inflación y perjudicar a todos.

David Mericle, economista de Goldman Sachs, ve una mayor probabilidad de recesión en los próximos 12 meses tras el informe de empleo del viernes, aunque aún estima solo un 25% de probabilidad, frente al 15% anterior. Esto se debe a que los datos generales siguen siendo favorables y no se observan grandes desequilibrios financieros.

El reciente desplome en los mercados globales refleja más una liquidación de operaciones de “carry trade” que un cambio significativo en las perspectivas económicas de EE. UU., según algunos analistas. La reciente subida de un cuarto de punto en los tipos de interés en Japón, que subieron del 0-0,1%, ha desencadenado una tormenta en los mercados, elevando el índice de volatilidad VIX a niveles no vistos desde el inicio de la pandemia de COVID-19 y cerca de los niveles de la crisis financiera de 2008.

El fin del yen ‘barato’, utilizado para apalancar inversiones en divisas con mayores retornos debido a tipos de interés más altos, ha desencadenado una reacción en cadena. Esto coincidió con el informe laboral en EE. UU., que, aunque más débil de lo esperado, por sí solo no justifica movimientos tan bruscos, según algunos analistas.

En lugar de atribuir el desplome a una sola causa, es probable que la clave esté en una nueva y contundente liquidación de posiciones de “carry trade”. En estas operaciones, los inversores toman préstamos en economías con bajas tasas de interés, como Japón o Suiza, para financiar inversiones en activos con mayores rendimientos en otros lugares.

La disparidad entre el costo de financiamiento del Banco de Japón y la Reserva Federal había alimentado un sistema de apalancamiento significativo basado en el yen. El cambio abrupto en la política monetaria japonesa, junto con las expectativas de recortes en Washington, ha desatado el caos en este sistema.

Desde sus mínimos históricos hace apenas un mes, el yen japonés ha subido más del 11% frente al dólar.

“Creemos que gran parte de las ventas recientes se deben a la capitulación de posiciones. Varios fondos macroeconómicos se han visto sorprendidos por movimientos inesperados, activando ‘stops’ en divisas y en el yen japonés”, explicó Mark Dowding, director de inversiones en BlueBay Asset Management. “No vemos indicios en los datos que sugieran un aterrizaje brusco”.

Además, el fin de semana pasado, Berkshire Hathaway, propiedad de Warren Buffett, anunció una reducción a la mitad de su participación en Apple, su mayor inversión, lo que desató una ola de ventas en el sector tecnológico.

Apple y Nvidia lideraron la liquidación de acciones tecnológicas el lunes, pero otras compañías del grupo de los “Siete Magníficos” también sufrieron grandes caídas. Este grupo incluye a Alphabet, Amazon, Meta Platforms, Microsoft y Tesla. Las pérdidas combinadas de estas acciones se acercaron a casi 1 billón de dólares en valor de mercado.

Después de impulsar las ganancias en Wall Street durante más de un año, las grandes empresas tecnológicas están enfrentando presiones adicionales en las últimas semanas debido a señales de que los beneficios de sus significativas inversiones en inteligencia artificial podrían tardar más de lo esperado en materializarse.

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