Con un cáncer avanzado, sin la asistencia en tiempo y forma —lo cual es un principio básico de cualquier política de salud— y con la medicación, que es de vida o muerte para él, demorada debido a la burocracia, por todo esto y más, su batalla contra el cáncer se ve cada vez más amenazada y a contrarreloj. ¡Mientras el Estado ajusta, la indiferencia avanza como una metástasis apagando la vida de Juan!
Alderetes, Tucumán
Juan Martín Argañaraz tiene 26 años y quiere vivir. Pero el Estado, en su indiferencia crónica, parece decidido a negarle ese derecho. Diagnosticado con cáncer de testículo en etapa III con metástasis pulmonares en octubre de 2023, su vida se reduce hoy a una carrera contra el tiempo, mientras la burocracia, la falta de medicamentos y la desidia de las autoridades lo empujan al límite.
El rostro del abandono: un sistema que falla
Juan no tiene red familiar directa: su padre y hermano lo abandonaron antes del diagnóstico. Sin embargo, su red de contención la constituye Ivana, su pareja, quien dejó de trabajar para acompañarlo. Ivana, madre soltera, lo llevó a vivir con ella y sus hijos en Alderetes. «No podía dejarlo solo», dice ella. Juntos enfrentan esta lucha contra un sistema que, más que apoyar, los somete a un abandono constante. Ambos trabajaban en negro, sin cobertura médica, y hoy dependen de la asistencia estatal, que llega tarde, mal o nunca, y de la solidaridad de algunas personas, como Catalina, Fátima y otras más que ayudan desde lo humano, ad honorem y como pueden. Pero la situación las supera. A menudo se encuentran con que hay lugares a los que no tienen acceso, y que podrían ayudar a vehiculizar lo que debería ser una atención adecuada para Juan.
El caso de Juan expone las grietas de un sistema de salud colapsado y sin respuestas. Ivana relata: «En la Farmacia Oficial del SIPROSA me dijeron que evite consultar tanto por la medicación. Ya no tengo cómo moverme, así que mando a alguien a preguntar si llegó». Entre los fármacos críticos que Juan necesita están la Morfina, el Omeprazol y la Dexametasona, esenciales para paliar el dolor y continuar el tratamiento. Sin embargo, la medicación específica para su cáncer sigue demorada y sin llegar, dejándolo a merced de la burocracia. El acceso depende de la insistencia, no del derecho.
Petovelo y el Gobierno Nacional: ausentes en la crisis
La ministra de Capital Humano, Sandra Petovelo, y el Gobierno Nacional han sido señalados reiteradamente por recortes y demoras en políticas sociales, pero este caso revela algo más grave: la inhumanidad de un Estado que abandona a los más vulnerables. Mientras el cáncer avanza, Juan e Ivana enfrentan obstáculos inadmisibles:
• Falta de medicación oncológica en tiempo y forma.
• Sin transporte garantizado para sus quimioterapias en el Hospital Centro de Salud Zenón Santillán (deben viajar desde Alderetes sin ambulancia).
• Alimentación inadecuada: los bolsones asistenciales no cubren sus necesidades nutricionales específicas, claves para su recuperación.
• Falta de cama para internación cuando el cuadro lo requiere.
«No es un expediente, es una vida»
El pedido es claro: que el Estado actúe ya. Que Petovelo y las autoridades dejen de ignorar casos como el de Juan, que no es un número, sino un joven con derecho a vivir.
«Cuando una persona queda sola ante una necesidad crítica, no solo falla el sistema: fallamos todos», manifiesta Catalina, muy conmocionada, quien desde que tuvo conocimiento de este caso se interiorizó de todo y acompaña a la familia brindando contención emocional, apoyo en la realización de presentaciones formales y gestionando pedidos de ayuda, entregando notas a diferentes funcionarios y representantes políticos, en busca de respuestas que, durante todos estos años, Ivana y Juan aún no tuvieron.
El reloj corre. Cada día sin respuestas es un día menos para Juan.
¿Cuántos Juanes más tendrán que suplicar o morir en la batalla antes de que el Estado entienda que, cuando se trata de la vida, los recortes en el área de salud no tienen cabida y que con la vida no se negocia?