La Parálisis del Consumo: El Comercio Local en la Encrucijada de la Incertidumbre

La Parálisis del Consumo: El Comercio Local en la Encrucijada de la Incertidumbre

Comerciantes de Río Grande reportan una contracción sostenida en las ventas, atribuida al crédito inaccesible y un clima de expectativa generalizada. La alta tasa de financiación y el contexto político emergen como los factores centrales de una crisis que tensiona a todo el sector.

Río Grande se encuentra sumida en un clima de marcada desaceleración económica, según advierten los referentes del sector comercial local. En un diálogo sostenido con AIRE LIBRE FM, José Luis Iglesias y Ariel Arrébola, ambos actores clave en el ámbito empresarial de la ciudad, delinearon un panorama complejo donde la caída en el consumo se ha convertido en la principal preocupación.

Desde su lugar como presidente de la Cámara de Comercio, Industria y Producción, Iglesias confirmó una merma sustancial en la actividad, estimada entre un 5% y un 8% en comparación con el ejercicio anterior. El mes de agosto, en particular, se erigió como un período crítico, exponiendo la vulnerabilidad de un sector que enfrenta vientos en contra. El dirigente argumentó que el núcleo del problema reside en las prohibitivas tasas de interés y la virtual desaparición del financiamiento en cuotas, mecanismos que históricamente motorizaron las ventas.

“Resulta lógico que julio, beneficiado por el pago de los aguinaldos, presente un desempeño superior. No obstante, el alza en el costo del dinero ha restringido de manera significativa la capacidad de compra de la población”, explicó Iglesias. Con miras al segundo semestre, anticipa que los próximos treinta días serán definitorios para calibrar el impacto real de una inflación que, si bien muestra signos de moderación, ya ha provocado un ajuste generalizado de los stocks en los negocios, complicando aún más la dinámica entre oferta y demanda.

En sintonía con esta visión, el comerciante Ariel Arrébola aportó su testimonio desde la trinchera del retail, enfatizando el freno abrupto en la comercialización de bienes sensibles al crédito, como el rubro de las motovehículos. “Desde noviembre de la gestión pasada registramos una contracción severa. La ciudadanía adopta una actitud expectante y elige resguardar sus recursos, impulsada por el temor y la incertidumbre”, manifestó Arrébola.

Un punto de absoluta coincidencia entre ambos radica en el cambio drástico en los hábitos de pago. Prácticamente la totalidad de las transacciones se concretan ahora mediante tarjetas de crédito, un fenómeno que conlleva una consecuencia inmediata: el endeudamiento progresivo de las familias para sostener un nivel mínimo de consumo. “Cerca del 99% de las operaciones se canalizan con plásticos. Las personas están acumulando deuda para poder adquirir lo esencial”, alertó Arrébola.

Las proyecciones de cara al futuro inmediato están teñidas de pesimismo y extrema cautela. Los empresarios concuerdan en que la incertidumbre, potenciada por el escenario electoral nacional, opera como un poderoso factor paralizante. “La indefinición impacta de lleno en la confianza. Es improbable vislumbrar un cambio de tendencia sustancial hasta que no se definan las elecciones en octubre”, sentenció Iglesias, subrayando de este modo cómo los vaivenes macroeconómicos y políticos reverberan con intensidad en las decisiones cotidianas de una ciudad que aguarda, a la espera de mejores noticias.

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