El oficialismo define sus últimas movidas en medio de un panorama electoral adverso en distritos clave. La mira está puesta en Córdoba y Santa Fe, donde las expectativas de triunfo se desvanecen para el partido del Presidente.
Con el reloj electoral marcando la cuenta regresiva, el clima dentro de La Libertad Avanza (LLA) es de máxima tensión. El partido del Presidente Javier Milei se encuentra ante un escenario complejo, donde las esperanzas iniciales de consolidarse en el interior del país chocan contra la fría realidad de los sondeos. A pocos días de los comicios legislativos, la estrategia se redefine hora a hora, buscando un impulso final en territorios que se revelan como una muralla difícil de franquear para el oficialismo.
La incertidumbre se ha apoderado de la planificación de los actos de cierre de campaña. Desde los despachos de la Casa Rosada se debate con urgencia la ubicación geográfica del evento final, una decisión cargada de simbolismo. Las opciones se han reducido a dos provincias de un peso demográfico crucial: Córdoba o Santa Fe. Sin embargo, esta elección no nace de la fortaleza, sino de la necesidad de contener el daño. En ambas jurisdicciones, consideradas vitales para cualquier proyecto político nacional, los números internos del partido gubernamental no son alentadores.
La Batalla por el Interior Perdido
El núcleo del problema para el Gobierno reside precisamente en estas regiones. Córdoba y Santa Fe, que en conjunto representan un colchón electoral de immense valor, se han convertido en el talón de Aquiles de la administración Milei. Las encuestas y los informes de los equipos territoriales han pintado un cuadro lo suficientemente claro como para que, en las esferas más cercanas al Presidente, se haya descartado prácticamente la posibilidad de una victoria en cualquiera de estos distritos. La meta ha tenido que ser reajustada: ya no se aspira a ganar, sino a reducir la brecha con los espacios opositores para evitar una derrota de magnitudes resonantes.
Esta complicada realidad ha forzado al mandatario a multiplicar sus apariciones. Se espera que en los próximos días Milei intensifique su agenda en el estratégico Conurbano Bonaerense, otro frente de batalla donde el resultado es incierto. No obstante, la mirada permanece fija en el interior, donde la elección del lugar para el acto de despedida será leída como un mensaje político. Optar por Córdoba o Santa Fe es un intento de demostrar compromiso y fuerza donde precisamente se es más débil, una jugada arriesgada que busca alterar la percepción de una campaña que no ha logrado penetrar en el corazón productivo del país.
El desenlace de esta pulseada en las provincias más populosas después de Buenos Aires no solo definirá la composición del próximo Congreso, sino que servirá como un termómetro incontestable sobre el verdadero alcance del fenómeno Milei más allá de su fortaleza capitalina. La recta final, por lo tanto, se transita con pragmatismo y la conciencia de que el triunfo en los grandes distritos del interior, por esta vez, parece una meta inalcanzable.