Racing Agoniza en Cero y la Copa Se Le Escapa Entre los Dedos

Racing Agoniza en Cero y la Copa Se Le Escapa Entre los Dedos

En una noche de tensión y emociones encontradas, la Academia no pudo quebrar la resistencia de Flamengo. El empate sin goles, sumado a la derrota en Brasil, dejó el sueño de la final de la Libertadores trunco, en medio de una despedida cargada de orgullo y frustración.

El sueño de la final más anhelada se desvaneció entre suspiros y una ovación estruendosa. En lo que se anticipaba como una jornada histórica, Racing Club no logró perforar el cerrojo de Flamengo y, con un empate sin goles en el Estadio Presidente Perón, vio cómo la final de la Copa Libertadores se esfumaba por ese resultado adverso y agónico cosechado una semana atrás en el mítico Maracaná.

Frente a la magnitud del desafío, el equipo de Gustavo Costas exhibió momentos de gran solidez. La marca férrea de Mura sobre Carrascal, la precisión de Almendra en el centro del campo y la seguridad de Colombo como último defensa fueron pilares sobre los cuales se construyó una idea de juego clara y persistente: superar líneas con pases largos, una estrategia que se ha convertido en un sello distintivo del equipo y que se acentuó ante la falta de un futbolista pura sangre para el desborde individual.

El plan del conjunto brasileño, sin embargo, sólo pareció tambalear por dos factores inesperados. Por un lado, la asombrosa capacidad de Conechny en el juego aéreo, quien, a pesar de su estatura, se impuso repetidamente y estuvo a centímetros de abrir el marcador con un remate que requirió una intervención magistral del guardameta Agustín Rossi. Por el otro, los escasos pero audaces jugadores que se animaron a tomar la iniciativa: el lateral Gaby Rojas, quizás el más desequilibrante, y sobre todo, Colombo, quien en varias incursiones logró generar un genuino desconcierto en la retaguardia rival.

La promesa del técnico de Flamengo de salir a buscar el partido se desdibujó con el transcurso de los minutos. Aunque mostraron una lúcida posesión del esférico en ocasiones aisladas, su voluntad ofensiva se diluyó, opacada por un amplio y cínico repertorio de tretas para consumir el cronómetro. Demoras en los saques, supuestas lesiones y una curiosa coreografía en las sustituciones, donde un jugador parecía esconderse para agilizar un doble cambio mientras el tiempo corría, fueron algunas de las artimañas empleadas, todo ello con la complaciente mirada del árbitro del encuentro.

El segundo acto presentó a un Flamengo transformado, renunciando a cruzar la mitad de la cancha y completamente sometido por una Academia que redobló su apuesta por el balón largo. La superioridad local se acentuó de manera dramática tras la expulsión del ecuatoriano Plata, quien se enredó en una disputa con Marcos Rojo. Casi en un giro del destino, el propio central argentino se salvó de ver la roja luego de que el VAR revisara una acción aérea donde, si bien saltó con el cío en alto, el impacto con su rival fue limpio.

Con las piezas reorganizadas y el rival con un hombre menos, el partido entró en una fase de puro dramatismo. Cada centro al área visitante parecía contener el germen del gol. Rossi se estiró hasta el límite para detener un cabezazo de Maravilla Martínez, mientras sus compañeros formaron una barrera en el área, haciendo que los remates de la Academia encontraran siempre un cuerpo, una rodilla, cualquier obstáculo que impidiera el milagro.

La última oportunidad para la épica cayó a los pies de Vietto, pero una vez más surgió la figura del arquero brasileño. Rossi, el mismo hombre cuyo desafortunado gol en contra en Brasil inclinó la balanza, se erigió como el verdugo definitivo en una serie que se mostró extraordinariamente pareja. Así, Racing se quedó sin la final, pero no sin el reconocimiento de su gente, que lo despidió con una lluvia de aplausos, un merecido homenaje a dos años brillantes. Un gesto de cariño que, sin embargo, no logró apagar la ira por un tiempo de descuento considerado insuficiente y un pitazo final que llegó, para muchos, antes de lo estipulado.

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