La Amenaza Siderúrgica: Rocca Reta al Gobierno con el Cierre de una Fábrica Histórica

La Amenaza Siderúrgica: Rocca Reta al Gobierno con el Cierre de una Fábrica Histórica

En plena pulseada por una millonaria licitación energética, el magnate Paolo Rocca elevó la apuesta y amenazó con cerrar una planta emblemática en el conurbano. La maniobra, que deja en la incertidumbre a cientos de trabajadores, tensa al máximo su relación con el gobierno libertario y amenaza con desatar un conflicto de amplias repercusiones políticas y sociales.

Un golpe de timón estratégico sacude los cimientos de la industria nacional. Paolo Rocca, presidente del poderoso grupo Techint, conmocionó al arco político, empresarial y sindical al anunciar la posibilidad de clausurar de manera definitiva la planta Tenaris SIAT en Valentín Alsina, un emblema fabril con casi cuatro décadas de historia bajo su control. La advertencia, formulada de manera hermética desde la cúpula siderúrgica pero resonante en todos los ámbitos de poder, llega en un momento crítico: la definición de una licitación clave para la construcción del primer gasoducto dedicado a la exportación de gas licuado.

La disputa central se centra en el proyecto de Southern Energy, un consorcio internacional que avanza con la obra de un ducto de 480 kilómetros en la Patagonia. Rocca, quien recientemente sufrió un revés al perder una primera competencia frente a tubos de acero provenientes de China, reduce el escenario a una batalla campal: la industria argentina versus la importación asiática. Sin embargo, desde el consorcio aclaran que la puja excede a Beijing e involucra a proveedores de una decena de países, lo que complejiza el relato de una confrontación binaria.

El impacto más crudo de la amenaza recayó sobre los 400 empleados de la fábrica de Valentín Alsina, quienes se enteraron de su posible destino a través de la prensa. La incertidumbre y la indignación cunden entre los trabajadores, muchos de los cuales fabricaron los caños del Gasoducto Néstor Kirchner. José Villa, delegado de la planta, expresó la sorpresa colectiva y la determinación de resistir cualquier intento de cierre. “Vamos a mantener los puestos de trabajo a como dé lugar”, afirmó, reflejando un ánimo de lucha que promete escalar.

Esta movida del líder de Techint tensa al máximo sus ya fragilizadas relaciones. Por un lado, su vínculo con el sindicalismo metalúrgico, particularmente con Abel Furlán de la UOM, atraviesa una fase de extrema frialdad tras conflictos recientes. Por otro, el contrapunto con el gobierno de Javier Milei es manifiesto, a pesar de la histórica incorporación de ejecutivos de la empresa en cargos públicos. Rocca, un hombre acostumbrado a operar en las sombras del poder y con una influencia decisiva en las principales cámaras empresariales, parece dispuesto a forzar los límites de la presión política.

La jugada trasciende lo meramente comercial. Al plantear el cierre de una fábrica en el corazón del conurbano bonaerense, específicamente en Lanús, Rocca inyecta el conflicto en un territorio políticamente sensible, bastión del peronismo kirchnerista. Esta decisión coloca en un brete tanto al gobierno nacional como a la administración de Axel Kicillof en la provincia de Buenos Aires, forzados a manejar la potencial chispa de un conflicto social de alta intensidad. Algunas voces dentro del peronismo advierten que un escenario de confrontación abierta en la tercera sección electoral no beneficia a ninguna de las partes, pero sospechan que podría ser funcional a la estrategia oficial.

Mientras el magnate dirige su descontento también hacia el gobernador de Río Negro, Alberto Weretilneck, entusiasta promotor del proyecto gasífero, el sector siderúrgico local navega aguas turbulentas. La competencia china, que domina más de la mitad de la producción mundial de acero, se ve potenciada por un contexto de importaciones desbordadas que golpean a la manufactura local. Analistas del sector sugieren que, más allá de las dificultades reales, podrían existir maniobras destinadas a crear una escasez artificial para presionar al mercado.

Sin plazos oficiales, se espera que la licitación se defina hacia fin de año o inicios de enero. Hasta entonces, la amenaza sobre Valentín Alsina permanecerá suspendida como una espada de Damocles. Lo que comenzó como una advertencia empresarial por la falta de una política industrial clara, mutó rápidamente en un caso testigo cuyas consecuencias, políticas, sociales y económicas, son aún impredecibles. Rocca ha arrojado el guante, y la respuesta del gobierno, los trabajadores y el mercado definirá el mapa industrial de los próximos tiempos.

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