En una conferencia de prensa extensa, el mandatario fueguino defendió proyectos clave, exigió responsabilidad a la Legislatura para aprobar el acuerdo con YPF y llamó a una articulación real con los municipios. La advertencia fue contundente: si no se ratifica el convenio, la empresa abandonará la provincia.
RÍO GRANDE.— Con tono grave y definiciones contundentes, el gobernador de Tierra del Fuego, Gustavo Melella, analizó el escenario económico provincial y nacional tras inaugurar el Paseo Muelle “Mingo Gutiérrez”. En un extenso intercambio con periodistas, el mandatario cargó duramente contra la política económica del gobierno nacional, defendió el proyecto de acuicultura y emplazó a la Legislatura a aprobar el acuerdo con YPF, advirtiendo que su rechazo tendría consecuencias devastadoras.
Melella aseguró que la situación actual no constituye una crisis coyuntural, sino el resultado directo de decisiones políticas tomadas a nivel nacional. “No vivimos una crisis: vivimos las consecuencias de una decisión política que destruyó empleo y producción”, afirmó con firmeza. Según su visión, la preocupación del gobierno central se encuentra puesta en indicadores macroeconómicos y en factores externos, descuidando por completo la realidad de las economías regionales y el tejido productivo local.
El diálogo con los municipios fue otro de los ejes de su alocución. Melella pidió una articulación verdadera y sin superposiciones, especialmente en un contexto de recursos escasos. “Si en una situación difícil no logramos unirnos para salir adelante, eso hablaría muy mal de nosotros”, reflexionó, subrayando la necesidad de potenciar esfuerzos de manera coordinada.
Uno de los momentos de mayor tensión se produjo al referirse al futuro del convenio con YPF, pendiente de ratificación legislativa. El gobernador fue categórico: si el lunes no se aprueba, la empresa se irá de la provincia. “No es una metáfora. No es un titular. Se van. Y eso generará un problema enorme para los trabajadores, la producción y toda la provincia”, alertó. Desestimó versiones que hablan de una posible transición o de que la infraestructura quedaría en manos provinciales, calificando esas especulaciones como infundadas y remarcando que el resultado inmediato sería la paralización de la producción de hidrocarburos y la pérdida masiva de puestos de trabajo.
Respecto al desarrollo de la acuicultura, Melella defendió el proyecto como una oportunidad genuina para generar empleo e inversiones, al tiempo que cuestionó a sectores ambientalistas que, a su entender, se oponen desde el desconocimiento o responden a interes financiados desde fuera de la provincia. “Mientras tanto, la industria y el comercio se caen. ¿De qué vamos a trabajar si no generamos alternativas?”, planteó.
Sobre la derrota electoral de su espacio político, el gobernador mostró un gesto de autocrítica y llamado a la humildad. Reconoció que “ciertos gobiernos hicieron mal las cosas” y que el temor inflacionario influyó en el voto. Sin embargo, negó guardar rencores y aseguró que su gestión continúa trabajando para todos los fueguinos.
Finalmente, Melella se refirió a la reforma constitucional provincial, que considera necesaria para terminar con privilegios heredados, y a la reforma laboral nacional. Sobre esta última, fue claro: “No se fortalece la microeconomía perjudicando a los trabajadores”. Aseguró que toda modernización debe darse sin que los empleados pierdan derechos, y criticó la declaración de esencialidad en sectores como salud y educación si no viene acompañada de mejoras salariales y en las condiciones laborales.
Su mensaje de cierre funcionó como una advertencia solemne dirigida especialmente a los legisladores: la provincia no puede darse el lujo de la ingenuidad ni de la especulación política cuando su futuro productivo está en juego.
