Por el Ing. Agustín Borthiry *
Palabras y reflexiones sobre la Patria. Distintas interpretaciones. ¿Cuál será nuestro concepto de Patria?. Un homenaje al “Poeta depuesto”.
¿Qué es la Patria?.
Buena pregunta, ¿no?
Mucho se ha hablado y se ha actuado en nombre de la Patria a lo largo de nuestra historia. Muchos de nuestros grandes hombres se llegaron a enfrentar en el nombre de la misma ¿Por qué se enfrentaban si la Patria era una sola y común para todos? ¿Eran distintas Patrias? ¿O eran distintas interpretaciones sobre lo que debía ser la Patria?
Este dilema permanece latente en la Argentina actual, en donde las diversas tendencias políticas seguramente piensan una Patria que será distinta de acuerdo al pensamiento de cada uno.
Hemos tenido “patria contratista”, “patria sindical”, “patria judicial”, “patria ganadera”, entre otras, y muchas patrias más. Incluso algunos hasta se han sentido “dueños de la Patria”, y se han apropiado de ese concepto.
Por ello, me parece pertinente la pregunta del principio y trataré de acercar alguna respuesta a la misma.
Según el diccionario de la Real Academia Española, “Patria es tierra natal o adoptiva ordenada como nación, a la que se siente ligado el ser humano por vínculos jurídicos, históricos y afectivos.”
Esta es una definición formal y ambigua, que con solo observar la realidad y la historia universal, vemos que en infinidad de casos el concepto de Patria tiene otros significados, enunciados e interpretaciones. Además, en muchísimos casos, la humanidad ha utilizado la noción de Patria para llevar a cabo atrocidades que avergüenzan a la condición humana. Para corroborar estas afirmaciones bastan algunos ejemplos.
- En la primera guerra mundial, en 1915, el ejército inglés, bajo el mando del Primer lord del Almirantazgo, Winston Churchill, protagonizó la batalla de los Dardanelos, en la península de Gallípoli. La batalla fue un fracaso desastroso con más 60000 muertos en el ejército inglés. Lo notable fue que entre los muertos de dicho ejército, había más de 9000 australianos y de 3000 neozelandeses, que fueron a luchar y murieron “por la Patria”. Eso sí, la “Patria” era Gran Bretaña.
- El genocidio durante el nazismo en Alemania, se llevó a cabo bajo la premisa de la defensa de la Patria, entre otros fundamentos.
- Durante la Guerra Civil Española, desde 1936 a 1939, ambas fuerzas en pugna, los republicanos y los falangistas, también luchaban por la Patria. Evidentemente la Patria de los republicanos era totalmente distinta a la Patria de los fascistas.
- Pero hay una definición de Patria que me gustaría compartir y es la que en su momento contó el catalán Joan Manuel Serrat sobre una definición de su madre. “¡Mi madre era capaz de sintetizar tan bien las cosas! Cuando era pequeño, una vez, dentro de esas dudas naturales que uno tiene de que no sabe de dónde es, que vive en una casa en la que habla con su padre en catalán y con su madre en castellano; que en la escuela te dicen que España era Cataluña y uno, con toda la buena fe, le pregunta a su madre -quien era nacida en Aragón- “Madre, ¿y tú de dónde eres?”, para ver si aclaraba mi duda; ella contestó: “Yo soy de donde comen mis hijos”. Yo no he encontrado una definición de Patria mejor en ningún lado.” Me parece que Serrat dio en la tecla.
En nuestro país, también han prevalecido estás antinomias y diversidad de concepción cuando hablamos de la Patria.
- La Patria de Lavalle, seguramente era distinta a la de Dorrego, ya que ambos defendían distintos intereses y, por tal motivo, se llegó al asesinato de este último por parte de Lavalle.
- Los unitarios y los federales también luchaban por la Patria, y también sus intereses eran distintos. Sus Patrias eran distintas.
- El General Don José de San Martín decía aquello de “Cuando la Patria está en peligro todo está permitido, excepto no defenderla”, refiriéndose seguramente a la integridad territorial de la Patria Grande que él ayudó a liberar y a sus premisas políticas. Y aunque el centralismo porteño no coincidiera con estos conceptos, fue tan grande la obra de San Martín, que era muy difícil llegar a cuestionarla, y por ello, se lo considera el “Padre de la Patria”.
- También en nombre de la Patria se cometieron atrocidades, como las matanzas en la Patagonia, entre 1920 y 1922, o la Semana Trágica en 1919, o los bombardeos a la Plaza de Mayo en 1955, o la represión y el genocidio durante el proceso Militar, entre 1976 y 1983. Incluso, dicho Proceso Militar, utilizó, arteramente, el sentimiento patriótico para enviar tropas a luchar por la Patria, en la infausta Guerra de las Malvinas, donde, todavía hoy, estamos llorando a nuestros muertos y dando el merecido reconocimiento a nuestros combatientes.
Y podríamos seguir con varios ejemplos como los enunciados, y comprobar que no hay un acuerdo sobre este concepto. Ni siquiera nuestra Constitución Nacional logra definir un significado de Patria que nos contenga a todos los argentinos.
Tal vez, en la década del 50, el líder del Movimiento Peronista, fue el primero que sintetizó, en una declaración política, un concepto abarcativo de Patria.
El 17 de octubre de 1950, el General Juan Domingo Perón, en un discurso en la Plaza de Mayo y para conmemorar el quinto aniversario del 17 de octubre de 1945, enunció las “Veinte verdades del Peronismo”. La octava de esas verdades decía “En la acción política, la escala de valores de todo peronista es la siguiente: primero la Patria, después el Movimiento y luego los hombres”, dando una escala de valores en donde la Patria estaba por encima de todo. Y yendo a la definición concreta, en la novena verdad dice que la Patria “es la felicidad de los hijos y la grandeza nacional”. Además, en la verdad número 18, enuncia que “Queremos una Argentina socialmente justa, económicamente libre y políticamente soberana”. En estas definiciones, el peronismo deja expuesta su propuesta política y su concepción de lo que entiende por Patria.
Aunque muchas veces se ignoró aquello de “Primero la Patria…”, o se utilizó este concepto para violar los derechos de las personas, pienso que este punto de vista es lo suficientemente amplio como para interpretar a gran parte de nuestra sociedad. Y es tan amplio este concepto, que muchos movimientos y partidos políticos y sociales, que van mucho más allá de la parcialidad del peronismo, han adoptado estos principios, aunque no concuerden políticamente con el movimiento que les dio origen.
Pero, como siempre, hubo minorías que denostaron esas ideas, en función de sus propios intereses, que en la mayoría de los casos coincidían con intereses de poderes supranacionales, o de poderes concentrados de nuestro país. Como por ejemplo, el llamado “campo”, que en el conflicto del año 2008 utilizó la frase “Todos somos el campo”, pero no se atrevió a apropiarse del concepto Patria.
Durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, se acuñó un concepto de Patria que es, también, muy abarcativo. “La Patria es el otro”. Y es tan abarcativo que en la palabra “otro” no hace ninguna distinción de raza, credo político o religioso, sexo, educación, etc., sino que están contenidos todos los habitantes de nuestro país, de nuestra Patria. Desde mi punto de vista esta última definición no sólo engloba la que Perón enunció en su momento, sino que abarca mucho más, aún a los que piensan distinto.
Como se ve, en el término Patria, se conjugan una serie de intereses e interpretaciones sobre las cuales es muy difícil ponerse de acuerdo, y que debería ser uno de los objetivos de los movimientos populares el acordar sobre este concepto abarcativo de manera de proyectar mayorías intensas con intereses comunes.
Y aquí, deseo hacer un homenaje muy especial al gran poeta, dramaturgo, novelista y ensayista argentino, Leopoldo Marechal, auto proclamado el “poeta depuesto” en honor a su militancia peronista y por aquello del “tirano depuesto”, que la revolución fusiladora había impuesto, ante la prohibición de nombrar al General Perón.
Tal vez, sea Leopoldo Marechal, a través de su poema “Descubrimiento de la Patria” quien nos da una idea cabal de este concepto, a través de una mirada que va descubriendo, a partir de los acontecimientos de su vida, qué es lo que el poeta entiende por la palabra Patria. Esta sí que es una mirada que nos ayuda a reflexionar y encontrar las palabras justas que nos permitan elaborar el concepto de Patria bajo premisas comunes a todos o a casi todos.
Acá transcribo el poema de Leopoldo Marechal, como homenaje a su trayectoria, a su obra y a su militancia, y con la esperanza de poder comenzar a encontrar las coincidencias que nos permitan forjar un futuro mejor.
¡Ojalá así sea!
Descubrimiento de la Patria
Poema de Leopoldo Marechal
Dije yo en la ciudad de la Yegua Tordilla:
“La Patria es un dolor que aún no tiene bautismo”.
Los apisonadores de adoquines
me clavaron sus ojos de ultramar;
y luego devoraron su pan y su cebolla
y en seguida volvieron al ritmo del pisón.
¿Con qué derecho definía yo la Patria,
bajo un cielo en pañales
y un sol que todavía no ha entrado en la leyenda?
Los apisonadores de adoquines
escupieron la palma de sus manos:
en sus ojos de allende se borraba una costa
y en sus pies forasteros ya moría una danza.
“Ellos vienen del mar y no escuchan”, me dije.
“Llegan como el otoño: repletos de semilla,
vestidos de hoja muerta.”
Yo venía del sur en caballos e idilios:
“La Patria es un dolor que aún no sabe su nombre”.
Una lanza española y un cordaje francés
riman este poema de mi sangre:
yo también soy un hijo del otoño,
que llegó del oriente sobre la tez del agua.
¿Qué harían en el Sur y en su empresa de toros
un cordaje perdido y una lanza en destierro?
Con la virtud erecta de la lanza
yo aprendí a gobernar los rebaños furiosos;
con el desvelo puro del cordaje
yo descubrí la Patria y su inocencia.
La Patria era una niña de voz y pies desnudos.
Yo la vi talonear los caballos frisones
en tiempo de labranza;
o dirigir los carros graciosos del estío,
con las piernas al sol y el idioma en el aire.
(Los hombres de mi estirpe no la vieron:
sus ojos de aritmética buscaban
el tamaño y el peso de la fruta.)
La Patria era un retoño de niñez
en el Sur aventado, en la llanura
tamborileante de ganaderías.
Yo la vi junto al fuego de las yerras:
¡estampaba su risa en los novillos!
O junto al universo de los esquiladores,
cosechando el vellón en las ovejas
y la copla en las dulces guitarras de septiembre.
(No la vieron los hombres de mi clan:
sus ojos verticales se perdían
en las cotizaciones del Mercado de Lanas).
Yo vi la Patria en el amanecer
que abrían los reseros con la llave
mugiente de las tropas.
La vi en el mediodía tostado como un pan,
entre los domadores que soltaban y ataban
el nudo de la furia en sus potrillos.
La vi junto a los pozos del agua o del amor,
¡niña, y trazando el orbe de sus juegos!
Y la vi en el regazo de las noches australes,
dormida y con los pechos no brotados aún.
Por eso desbordé yo en mi copa de tierra
y un cachorro del viento pareció mi lenguaje.
Por eso no he logrado todavía
sacarme de los hombros este collar de frutas,
ni poner en olvido aquel piafante
cinturón de caballos
ni esta delicia en armas que recogí en Maipú.
Guardosos de semilla,
vestidos de hoja muerta,
los hombres de mi clan ignoraron la Patria.
Con el temblor sin sueño del cordaje
la descubrí yo solo allá en Maipú.
Y de pronto, en el mismo corazón de mi júbilo,
sentí yo la piedad que se alarmaba
y el miedo que nacía.
“La Patria es un temor que ha despertado”,
me dije yo en el Sur y en su empresa de toros.
“Niña y pintando el orbe de su infancia,
en su mano derecha reposa la del ángel
y en su izquierda la mano tentadora del viento.”
El temor de la Patria y su niñez
me atravesó el costado (la cicatriz me dura).
Tal fue la enunciación, el derecho y la pena
que traje a la Ciudad de la Yegua Tordilla.
Y así les hablé yo a los inventores
de la ciudad plantada junto al Río,
y a sus ensimismados arquitectos,
o a sus frutales hombres de negocio:
“La Patria es un amor en el umbral,
un pimpollo terrible y un miedo que nos busca.
No dormirán los ojos que la miren,
no dormirán ya el sueño pesado de los bueyes.”
(Los apisonadores de adoquines
masticaban su pan y su cebolla.)
Y así les hablé yo a los albañiles:
“La Patria es un peligro que florece.
Niña y tentada por su hermoso viento,
necesario es vestirla con metales de guerra
y calzarla de acero para el baile
del laurel y la muerte”.
(Los albañiles, desde sus andamios
hacían descender cautelosas plomadas).
Y dije todavía en la Ciudad,
bajo el caliente sol de los herreros:
“No solo hay que forjar el riñón de la Patria,
sus costillas de barro, su frente de hormigón:
es de urgencia poblar su costado de Arriba,
soplarle en la nariz el ciclón de los dioses.
La Patria debe ser una provincia
de la tierra y del cielo”.
Me clavaron sus ojos en ausencia
los amontonadores de ladrillos.
Los abismados hombres de negocio
medían en pulgadas la madera del norte.
Nadie oyó mis palabras, y era justo:
yo venía del Sur en caballos y églogas.
Y descubrí en mi alma: “Todavía no es tiempo:
no es el año ni el siglo ni la edad.
La niñez de la Patria jugará todavía
más allá de tu muerte y la de todos
los herreros que truenan junto al río”.
La Patria no ha de ser para nosotros
una madre de pechos reventones;
ni tampoco una hermana paralela en el tiempo
de la flor y la fruta;
ni siquiera una novia que nos pide la sangre
de un clavel o una herida.
Yo la vi talonear los caballos australes,
niña y pintando el orbe de sus juegos.
La Patria no ha de ser para nosotros
nada más que una hija y un miedo inevitable,
y un dolor que se lleva en el costado
sin palabra ni grito.
Por eso, nunca más hablaré de la
Patria.
Nota: En el siguiente enlace pueden escuchar a Leopoldo Marechal recitar el poema “Descubrimiento de la Patria”, https://www.youtube.com/watch?v=dWjuJnUBylE
*Agustín Borthiry es Ing. Quimico (UNS) especializado en Gas (UBA) Jubilado, fue docente de la UTN, Participó en investigaciones en innovación educativa y ejerció la funcion pública dentro del Ministerio de Educación. Se define como Militante Peronista.
Fuentes: Wikipedia, Diccionario de la RAE,