Roberto López, representante de la Asociación Obrera Textil, expuso la compleja situación de las fábricas Australtex, Fabrisur, Barpla y Sueño Fueguino, que enfrentan desafíos judiciales y económicos, generando gran incertidumbre entre sus trabajadores.
El sector textil se encuentra atravesando una crisis que afecta tanto a empresarios como a trabajadores, tras las decisiones de Nación respecto de la incorporación de algunas textiles a los beneficios del subregimen industrial de la ley 19.640 y en concontexto economico desfavorables para el sector. Roberto López, representante de la Asociación Obrera Textil (AOT), habló por FM La Isla sobre el estado de las fábricas Australtex, Fabrisur, Barpla y Sueño Fueguino, todas ellas afectadas por la exclusión de los beneficios la ley 19.640. López comentó la preocupación creciente de los trabajadores, quienes temen por sus empleos ante la falta de claridad en torno al futuro de estas empresas.
López confirmó que las fábricas Barpla y Sueño Fueguino han decidido recurrir a la vía judicial para resolver sus diferencias con el gobierno, lo que las excluye de una posible solución en el corto plazo. Por otro lado, las fábricas Australtex y Fabrisur se encuentran bajo la lupa por presuntas deudas tributarias y previsionales. Según López, estas fábricas niegan tener deudas significativas y aseguran que, en caso de haberlas, están dentro de planes de pago vigentes con la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP).
“La situación es muy confusa. Las empresas dicen una cosa y desde Industria se sostiene otra. Se habla de problemas tributarios, pero Australtec afirma estar cumpliendo con un plan de pagos. Mientras tanto, los trabajadores se encuentran en una situación de incertidumbre”, expresó López, quien también informó que se esperan nuevas reuniones con representantes del gobierno para el próximo jueves 26 en Ushuaia.
El desconcierto con Textil Río Grande
Un punto que genera aún más dudas es la situación de Textil Río Grande. Aunque esta fábrica fue incluida dentro de los beneficios mantiene sus puertas cerradas y no ha abonado los sueldos correspondientes a sus empleados. Esta contradicción con las otras fábricas excluidas del beneficio y en operación normal desconcierta a los trabajadores y gremialistas. “No entendemos cómo Textil Río Grande, que está cerrada, sigue dentro de los beneficios de la 19.640 mientras que fábricas como Australtex y Fabrisur están al borde de quedar afuera”, explicó López.
La falta de certeza afecta directamente a los más de 230 trabajadores involucrados en este conflicto, distribuidos entre Australtex (130 empleados), Fabrisur (60), Barpla (40) y Sueño Fueguino (cuyo número de empleados no fue confirmado). La preocupación ha crecido significativamente, lo que llevó a la AOT a realizar asambleas informativas para calmar los ánimos. “Nosotros le dijimos a la gente que, aunque no es momento para relajarse, tampoco estamos en la peor situación. Industria ha dado un plazo de 20 días para que las empresas demuestren que están cumpliendo con sus obligaciones”, comentó López, haciendo referencia al tiempo extra que tienen las fábricas para solucionar sus problemas con el gobierno.
El conflicto también tiene una faceta empresarial y política. Las negociaciones entre el gobierno provincial, encabezado por el gobernador Gustavo Melella y los dueños de las fábricas han sido arduas. Según López, el gobernador ha intentado mediar con los propietarios de Barpla, instándolos a abandonar la vía judicial en beneficio de los trabajadores. Sin embargo, los empresarios han sido reticentes a ceder, argumentando que no tienen garantías suficientes de ser reincorporados al proceso productivo si desisten de la demanda judicial.
Ante la posibilidad de que las fábricas no puedan regularizar su situación, los trabajadores viven momentos de angustia. “La gente está preocupada, por supuesto, y no es para menos. Nadie quiere quedarse sin trabajo, pero estamos haciendo todo lo posible por asegurar los puestos”, afirmó López. El sindicalista destacó que el gremio siempre ha estado dispuesto a negociar y defender los derechos de los trabajadores, aunque también mencionó que, en algunos casos, terminan defendiendo indirectamente a las empresas.
“Es frustrante porque uno sale a la calle a defender los puestos de trabajo, pero a la vez también estamos defendiendo a los empresarios que, en su momento, no tuvieron en cuenta a los empleados”, concluyó López, refiriéndose a los despidos masivos que ocurrieron en varias de las fábricas involucradas en este conflicto.
La situación sigue evolucionando y el próximo jueves será un día clave para conocer el futuro de estas fábricas y de los cientos de trabajadores que dependen de ellas. Mientras tanto, la incertidumbre sigue pesando en el ambiente, y el temor por los empleos perdidos crece a medida que el tiempo pasa.