Milei y el sable de San Martín: un intento fallido de apropiación simbólica

Milei y el sable de San Martín: un intento fallido de apropiación simbólica

El Gobierno buscó utilizar el emblemático sable corvo del Libertador en un acto público, pero el Museo Histórico Nacional lo impidió. La polémica refleja la disputa entre el relato histórico y la visión oficialista, mientras crecen las tensiones en la institución cultural.

El sable que Milei no pudo blandir

La imagen podría parecer sacada de un guión surrealista: Javier Milei, ataviado como granadero, agitando el auténtico sable corvo de José de San Martín en medio de los festejos patrios. Sin embargo, ese espectáculo grotesco estuvo a punto de concretarse, de no ser por la firme oposición de las autoridades del Museo Histórico Nacional (MHN), que se negaron a prestar la reliquia para un acto presidencial.

El episodio, aunque silenciado en sus detalles, revela una contradicción difícil de ignorar. El mismo mandatario que promueve políticas de entrega de recursos naturales, que impulsa acuerdos lesivos para la soberanía y que desconoce reclamos históricos como el de las Malvinas, pretendió apropiarse del símbolo más sagrado de la independencia latinoamericana. Un arma que no solo acompañó al Libertador en las batallas por la emancipación, sino que fue legada a Juan Manuel de Rosas en reconocimiento a su defensa frente a las potencias coloniales.

La herencia histórica bajo custodia

El sable de San Martín no es un objeto cualquiera. Su presencia en el MHN responde a una donación «con cargo», es decir, sujeta a condiciones estrictas: debe permanecer exhibido en el museo o, de lo contrario, ser devuelto a los descendientes del prócer. Esta cláusula, junto con las normativas de protección patrimonial, fue el argumento esgrimido para rechazar el pedido del Gobierno.

Pero el conflicto trasciende esta anécdota. En las últimas horas, cobró fuerza la versión de que la resistencia del museo a ceder ante presiones políticas habría motivado la abrupta salida de su director, el reconocido historiador Gabriel Di Meglio. A esto se suma la tensión permanente por los recortes presupuestarios y los despidos en áreas clave, una constante en la administración actual, obsesionada con el «déficit cero».

Un símbolo en disputa

Más allá de lo anecdótico, el intento de utilizar el sable corvo en un acto oficial expone una batalla por la memoria. Mientras el oficialismo construye un relato distorsionado sobre una Argentina «potencia mundial» —discursos que incluso repite en foros internacionales—, instituciones como el MHN defienden una visión histórica crítica, alejada de los mitos oligárquicos.

No es la primera vez que el sable genera controversia. Desde hace años, el Regimiento de Granaderos a Caballo reclama su custodia, aunque sin éxito. Pero esta vez, el intento de instrumentalizarlo con fines políticos alcanzó un tono especialmente ofensivo. Para muchos, hubiera sido la culminación de una paradoja perversa: que quien hoy gobierna con una agenda contraria a los ideales sanmartinianos pretendiera erigirse en su heredero simbólico.

Si algo queda claro, es que ciertos símbolos resisten. Y que, por ahora, el sable de San Martín sigue donde debe estar: lejos de las manos de quienes traicionan su legado.

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